Hay personas que viven para comer, otras que comen para vivir y otras que relacionan a los alimentos con emociones negativas. ¿Te gusta comer? ¿No te importa? ¿Te trauma? Reflexionemos juntas sobre el papel que juega la comida en tu vida.
Vivir para comer
Tú no piensas en la comida solo como combustible, sino que tiene mayor significado que solo nutrientes. La comida es unión familiar, es diversión, es solución al estrés y tantas cosas más que quizá puedas agregar. ¿Quieres saber si en verdad la comida es lo más importante en tu vida? Entonces fíjate si te identificas con estas señales:
- Planeas tu día alrededor de la comida.
- Si tienes que ir a algún lado solo piensas en dónde vas a comer.
- Te fascinan las bodas y las grandes fiestas, tan solo por la comida.
- En la pizzería eres la mejor clienta.
- La mayor parte de tu presupuesto se va en comida.
- Siempre tienes la heladera llena.
- La idea de hacer dieta suena devastadora.
- Mientras cenas ya planeas la cena de mañana.
- Amas los programas de TV de cocina.
Comer para vivir
En este caso, si comes para vivir piensas en los alimentos tan solo como combustible, sin cargarlos de emociones. A veces te olvidas de comer, y generalmente tu heladera está algo vacía, ya que no te entretiene tanto la idea de cocinar ni tener tantos ingredientes.
En las reuniones y las salidas priorizas las relaciones personales antes que el deleite de alimentos, pues en verdad no te interesa si hay sushi o sandwiches de miga.
El peligro de este estilo de vida es no organizar tus comidas y caer en un desorden alimenticio. Piensa un poco más en tu alimentación y planea qué comer, para incluir en tu dieta alimentos variados.
Cuando la comida es una tortura
En el caso de que la comida te esté complicando la vida, y sea un motivo de angustia, quizá sea hora de buscar ayuda, pues no es el fin de la alimentación. Creer que siempre debes estar a dieta, no comer nunca nada rico o no tolerar la mayoría de los alimentos indica que algo está pasando.
Tú eres igual a las demás personas, nada malo hay en ti, solo debes encontrarle el lugar correcto a la comida y liberarte de ese peso y angustia que causa.