(EFE).- Pakistán afirmó hoy que la operación militar que lleva a cabo en las áreas fronterizas con Afganistán son «contra el enemigo común» de ambos países, tras las quejas de las autoridades de Kabul que acusaron a Islamabad de «agresiones».
«El aumento de la seguridad a lo largo de la frontera Pakistán-Afganistán es para luchar contra el enemigo común», indicó en un comunicado el jefe del Ejército paquistaní, Javed Bajwa, sin dar precisiones de los detalles de ese dispositivo militar.
El general señaló que el operativo está dirigido contra terroristas de todos los tipos, y que ambos países deben seguir colaborando en la lucha antiterrorista.
En los últimos días Afganistán ha acusado a Pakistán de disparar con morteros contra su territorio.
Islamabad señaló a Kabul por supuestamente permitir grupos terroristas que atentan en su suelo y se refugian en el país vecino, entre ellos los autores del ataque que el jueves causó 88 muertos en un templo del sur del país.
Tras ese ataque, Pakistán cerró la frontera con el país vecino y entregó a las autoridades afganas una lista con 76 terroristas para que tomasen medidas contra ellos.
El jefe del Ejecutivo afgano, Abdulá Abdulá, rechazó hoy las acusaciones e indicó que su país es víctima del terror, por lo que es injusto acusarlo de apoyo al terrorismo.
Mientras tanto, la operación antiterrorista paquistaní sumó otros 12 nuevos supuestos insurgentes abatidos en la zona de Layyah, en la provincia de Punyab, y en la ciudad de Karachi, en el sur de Pakistán.
La oficina de comunicación del Ejército informó de madrugada del bombardeo aéreo de supuestos refugios de insurgentes en la región de Waziristán del Norte, indicando que «murieron terroristas», pero sin especificar su número.
Por su parte, en la región tribal de Khurram, 11 supuestos terroristas murieron ayer en un ataque contra un puesto de control, señaló a Efe un portavoz de la administración local, Sobedar Khan.
Esos muertos se suman a los «más de 100» anunciados el viernes por el Ejército paquistaní.
La operación comenzó el viernes de madrugada tras el ataque reivindicado por el Estado Islámico contra un templo sufí en el sur de Pakistán, una acción por la que el Ejército prometió una «venganza» inmediata.
Ese fue el sexto ataque de la semana pasada en Pakistán, en un repunte de la violencia que se produce tras una gran disminución de las acciones desde que a inicios de 2014 las autoridades lanzaran una operación militar en las zonas tribales.