Los secadores de manos que normalmente están en los baños públicos son los que más dudas generan ya que algunas investigaciones apuntan que al retirar el agua de las manos también se pueden propagar gérmenes por la ropa y superficies.
El Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID) señala en un estudio reciente que los niveles de “contaminación microbiana” son “mayores tras el secado con chorro de aire”. Los resultados de esta pequeña pesquisa muestran que las 11 superficies que se tocan después de este tipo de secado de manos se contaminan. Al secarse con toallas de papel, el número se reduce a seis.
Y un estudio de 2014 de la Universidad de Leeds, Reino Unido, halló que los secadores arrojaron 27 veces más bacterias al aire que las toallas de papel y, por lo tanto, desaconsejaron su uso en entornos de atención médica. Alegaban que tienen capacidad para favorecer la contaminación cruzada de microbios.