Mucha sed
Generalmente, la sed excesiva puede pasar desapercibida como un signo de la diabetes, ya que es una condición bastante común. Si esto se vuelve frecuente, deberás consultar a un experto.
Cuando tienes diabetes se acumula glucosa en la sangre, forzando el trabajo de los riñones para poder filtrarla y absorberla.
Cuando los riñones no pueden seguir este ritmo, la glucosa se excreta directamente por la orina, arrastrando líquido de los tejidos con ellas. Esto provoca deshidratación y sed respectivamente.
Entumecimiento de manos y pies
El entumecimiento o popular “hormigueo” en las manos y pies puede ser una señal temprana de diabetes, específicamente de neuropatía diabética.
Esto ocurre por la presencia constante de glucosa en sangre, que a la larga afecta y debilita el funcionamiento de los nervios.
Heridas e infecciones frecuentes
Cuando las concentraciones de glucosa en sangre son elevadas pueden afectar el flujo sanguíneo y perjudicar los procesos de recuperación del organismo.
Esto se traduce en la aparición de heridas con mayor frecuencia o en tiempos más largos de curación, especialmente en los pies.
También es común que algunas mujeres con diabetes experimenten más infecciones vaginales y de la vejiga.
Daño en las encías
Además de una circulación deficiente, los altos niveles de glucosa en sangre también provocan dificultades para combatir infecciones.
Esto suele apreciarse en primer lugar en las encías, que se muestran rojas, inflamadas o sensibles.
En el peor de los casos, los dientes pueden aflojarse o se desarrollan llagas o ampollas de pus en las encías.
Fatiga
Los niveles altos de glucosa en sangre afectan la capacidad del organismo de utilizar el azúcar para cubrir sus necesidades energéticas y garantizar un correcto funcionamiento celular. Esto puede provocar, entre otras cosas, cansancio o fatiga extrema e inexplicable.
Pérdida de peso involuntaria
El exceso de glucosa provoca micción frecuente, y con ello también se pierden muchas calorías. Además, la diabetes puede dificultar la correcta absorción del azúcar por parte de las células, provocando adelgazamiento rápido y una mala función del organismo.
