Una taza de papas tiene un efecto similar sobre el azúcar en sangre que una lata de refresco de cola, según publica la Escuela de Salud Pública de Harvard.
No todas las papas tienen el mismo índice glucémico, depende la variedad, se encuentran entre un IG entre 80 y 90. Mientras que la sacarosa (azúcar de mesa) tiene un IG promedio de 65.
El IG es un valor que indica la lentitud o la rapidez con que esos alimentos aumentan los niveles de glucosa en sangre. Los alimentos con alto IG hacen que el azúcar en la sangre y la insulina aumenten y luego bajen.
Este efecto puede hacer que las personas vuelvan a sentir hambre poco después de comer, lo que puede llevar a comer en exceso. A largo plazo, las dietas ricas en papas y los alimentos ricos en carbohidratos y de digestión rápida similar pueden contribuir a la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardíacas.