La investigación muestra la forma en que nuestros teléfonos inteligentes se han convertido en una fuente constante de distracción, ya sea que los utilicemos realmente o no, y podría conducir a una mejor comprensión de los peligros de estar siempre conectados y disponibles.
El profesor adjunto de McCombs, Adrian Ward, y los coautores realizaron experimentos con casi 800 usuarios de teléfonos inteligentes en un intento de medir, por primera vez, lo bien que la gente puede completar las tareas cuando tienen sus teléfonos inteligentes cerca incluso cuando no los usan.
Los resultados aseguran que la presencia de un teléfono inteligente reduce la capacidad cognitiva disponible y deteriora el funcionamiento cognitivo, a pesar de que las personas sientan que están prestando toda su atención y enfoque a otra tarea.