(EFE).- Brasil iniciará una campaña de vacunación fraccionada contra la fiebre amarilla en tres estados del país para evitar un brote epidémico de esta enfermedad, informó hoy el Ministerio de Salud.
La iniciativa se desarrollará entre febrero y marzo en alrededor de 75 municipios de los estados de Sao Paulo, el más poblado de Brasil, Río de Janeiro y Bahía con el objetivo de frenar la expansión de la enfermedad.
«Los estudios concluidos hasta el momento demuestran que la vacuna estándar y la fraccionada tienen la misma eficacia», sostuvo hoy el ministro de Salud, Ricardo Barros.
La campaña de vacunación pretende alcanzar a 19,7 millones de personas en los tres estados, de las cuales 15 millones recibirán dosis fraccionadas y otras 4,7 millones dosis estándar.
La dosis estándar es de 0,5 ml y protege para toda la vida, mientras que la dosis fraccionada equivale a 0,1 ml y tiene una validez de por lo menos ocho años, según un estudio realizado por el Instituto de Tecnología Inmunobiológico (Biomanguinhos/Fiocruz), citado por el ministerio de Salud.
Con la división de vacunas, la dosis que antes era aplicada en una sola persona ahora será suministrada en cuatro e incluso podría ser aplicada hasta en cinco personas.
La vacunación fraccionada es recomendada para personas entre 2 a 60 años de edad, mientras que la vacuna estándar está destinada a bebés de entre 9 hasta 24 meses, pacientes en condiciones clínicas especiales, embarazadas y viajeros internacionales.
La coordinadora del Programa Nacional de Inmunización del Ministerio de Salud, Carla Domingues, explicó que la fiebre amarilla es una enfermedad temporal, que suele contraerse entre los meses de diciembre y mayo.
«Para evitar que eso ocurra, estamos anticipando la vacunación porque el virus entró en área con elevado densidad de población», sostuvo la coordinadora.
Brasil registró en el primer semestre del año pasado un brote de fiebre amarilla, con 777 casos de contagio y 261 muertes confirmadas por dicha enfermedad.
Tan solo en el estado de Sao Paulo fueron confirmadas en 2017 un total de 13 muertes por fiebre amarilla y en lo que va de año ya se han contabilizado tres óbitos en la región metropolitana de la capital paulista.