(EFE).- El sector textil-confecciones de Colombia, uno de los que impulsó la economía en décadas pasadas al generar miles de empleos, atraviesa una de sus peores crisis por cuenta del contrabando, las importaciones chinas y la modificación de los aranceles.

Puntada a puntada los textiles y las confecciones colombianas enfrentan una crisis

(EFE).- El sector textil-confecciones de Colombia, uno de los que impulsó la economía en décadas pasadas al generar miles de empleos, atraviesa una de sus peores crisis por cuenta del contrabando, las importaciones chinas y la modificación de los aranceles.

En julio pasado, el Departamento Nacional de Estadísticas (DANE) informó que la hiladura, tejeduría y acabado de productos textiles cayó el 19,9 % y completó una disminución del 8,8 % en el primer semestre del año.

A lo anterior se suma la bajada del 9,7 % entre enero y junio de la producción de confecciones y la pérdida de al menos 50.000 empleos solo en 2017.

Como si fuera poco, la Cámara Colombiana de la Confección (CCC) hizo saltar las alarmas esta semana al denunciar que 1,8 millones de puestos de trabajo están en peligro.

«El sector se derrumba», aseveró el vicepresidente de la CCC, Enrique Gómez, entidad que aclaró que de no tomar cartas en el asunto la cifra de empleos perdidos puede llegar a los 150.000 en este segundo semestre.

Uno de los peores golpes anímicos para la industria lo recibió el pasado fin de semana cuando la tradicional compañía Fabricato, que manufactura telas desde hace más de 90 años, anunció que suspenderá su producción industrial por «condiciones negativas de la economía» del país.

En una circular de carácter interno, los 2.419 empleados fueron notificados de la decisión, que se extenderá por 15 días y que comienza en firme el próximo 26 de agosto.

El panorama para los textileros y confeccionistas colombianos se tornó oscuro en la edición 28 de Colombiamoda, la feria más importante de la industria en América Latina, que en julio pasado no alcanzó en la ciudad de Medellín sus expectativas de negocios.

De la meta trazada en ventas, de 350 millones de dólares, solo se lograron 179 millones de dólares, con lo que la preocupación se agudizó.

«La economía del país presenta síntomas de desaceleración y la industria no es ajena a esa coyuntura», explicó entonces Carlos Eduardo Botero, presidente del Instituto para la Exportación y la Moda, Inexmoda, organizador del evento.

Incluso, tras conocer la noticia de Fabricato, el mismo Botero precisó que «no se puede hacer pánico económico porque la decisión de esa empresa, una de las más conocidas en el país, busca equilibrar el ritmo de ventas con los inventarios».

El Gobierno, en cabeza de la ministra de Comercio, Industria y Turismo, María Claudia Lacouture, ya le puso la cara al asunto.

Este lunes se llevó a cabo una reunión entre las partes en la que se acordó expedir un decreto de control aduanero específico para los productos textiles, tal y como ya se hizo con las confecciones.

En dicho decreto, que se trabajará de la mano con la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), se establecerá un umbral de precios para las importaciones con el objetivo de que aquellos que ingresen a Colombia con un valor más bajo sean sometidos al control de las autoridades.

Con ello se busca principalmente evitar la competencia que se viene presentando con artículos procedentes de China.

Sobre los textiles, Lacouture precisó que «aún no se ha definido el tope» y, en lo que tiene que ver con las confecciones, indicó que «se trabaja en los controles aduaneros actuales, introduciendo una variable adicional de peso por prenda».

Asimismo, el Ministerio de Comercio establecerá un reglamento técnico fijo de marquillas frente al flagelo del contrabando.

Como prueba del compromiso del Gobierno para ayudar a la industria a superar la crisis actual, el presidente Juan Manuel Santos ha dicho que el combate contra los bienes que ingresan de manera ilegal al país debe ser «permanente».

De hecho, en lo que va de año se han decomisado textiles y confecciones por 125.000 millones de pesos (unos 41,7 millones de dólares), se han judicializado más de 1.200 personas y se investigan 77 empresas por irregularidades arancelarias en las importaciones.

Por ahora, si bien las dificultades continúan, lo cierto es que ni el sector público ni el privado en Colombia están dispuestos a permitir que el sector textil-confecciones, uno de los mayor reconocimiento internacional, se quede sin tela para cortar.

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