La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió un informe para alertar de una de las consecuencias más olvidadas de la pandemia: las miles de toneladas de desechos sanitarios adicionales que ha producido y que teme tengan un impacto muy negativo para la salud y el medioambiente.
Guantes, cubrebocas y batas desechables, viales de vacunas, agujas y tests usados han generado unos residuos que muchos centros sanitarios no tienen la capacidad para gestionar adecuadamente, lo que es un peligro potencial para los trabajadores sanitarios y las comunidades cercanas, advierte la OMS.
La cantidad total de esta basura pandémica es difícil de calcular. La OMS recuerda que solo los envíos que partieron de Naciones Unidas para los países más necesitados han representado en los dos últimos años unas 87 mil toneladas de equipos de protección humanitaria, un volumen que casi en su totalidad se ha transformado en desperdicios.
Esta cifra no incluye el equipamiento utilizado fuera de las iniciativas humanitarias de la ONU, ni los miles de millones de mascarillas y otros elementos protectores usados por personas en todo el planeta, por lo que el volumen real claramente es mucho mayor.
Por otro lado, la enorme cantidad de vacunas administradas también produce desechos potencialmente perjudiciales. Cuando el informe fue elaborado se calculaba que las 8 mil millones de dosis utilizadas hasta ese momento habían producido 143 millones de toneladas adicionales de residuos, aunque actualmente se rondan ya los 10 mil millones de vacunas inoculadas.
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