El acuerdo de paz, firmado en noviembre por Santos y el máximo líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Rodrigo Londoño, después de cuatro años de negociaciones en Cuba, establece que los combatientes se deben concentrar en 26 áreas cercanas a montañas y selvas bajo la supervisión de una misión de Naciones Unidas.
La concentración y desmovilización, para la que fue acordado un plazo de 180 días desde el 1 de diciembre de 2016, marca el fin de más de 52 años de una violenta confrontación que ha dejado unos 220 mil muertos y millones de desplazados.
Una misión de la ONU recibirá las armas que se fundirán para construir tres monumentos, mientras que los jefes rebeldes acusados de crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad deberán someterse a la justicia, confesar sus delitos, reparar a las víctimas y pagar penas privativas de la libertad en sitios especiales que no serán cárceles.