“Me tomo tiempo para aprender a vivir con ella, y como me cuesta aprender a vivir sin ella”
Domentij Yaruchyk
Mi papá quedo viudo por largos 13 años, después de que mi madre falleció. Él vivió hasta la edad de 100 años y dos semanas. Esa cita que esta al comienzo, un día que fui con papa al cementerio a visitar la tumba de mi madre. El, corto unas lindas flores del jardín que ella tenía en la casa. Fuimos y allí depositamos las flores, oramos y los dos lloramos, camino de regreso, él me dijo esas palabras. “Mi suegra, Dona Alba, quedo viuda a la edad de los 30 años con cinco hijos. Su primer esposo falleció en un accidente, luego se casó con Don Alfredo y vivieron por 59 años y luego quedo viuda por segunda vez por 10 años, llegando a fallecer a los 99 años”.
Actualmente, mis dos hermanos mayores son viudos, y, tengo dos sobrinas viudas, también, así que, el tema de la viudez es muy real en mi vida y profesionalmente, tengo que tratar a mucha gente en ese estado y necesidad. La viudez es un tema que la Biblia trata y menciona muchas veces. A lo menos aparecen en el Antiguo Testamento 55 veces y en el Nuevo Testamento 26 veces. Se imagina que en total son 81 veces que se toca este tema. Mayormente se refieren a las viudas, mujeres de quienes el marido se había muerto, mujeres que tenían una situación económica difícil y que no tenían quien las mantuviera.
Desde tiempos antiguos las mujeres que se casaba tenían el sueño de tener hijos para así continuar con el legado familiar. Cuando una mujer quedaba viuda y sin hijos tenía que enfrentar triple dificultad. Una porque su marido había muerto, otra porque no tenía quien la mantuviera, económicamente hablando. Y una tercera era que no tenía quien cuidara en su vejez. Estas condiciones eran consideradas como una desgracia para una mujer anciana, pues no tenía un sostenimiento directo. El Señor da una gran importancia, diciendo que es “defensor de viudas” Salmo 68:5. El Señor tiene una profunda compasión por las viudas.
Algunas de ellas se mencionan por nombre:
Tamar Genesis 38:6-11
Madre de Hiram de Tiro l Reyes 7:13-14
Viuda de Sarepta l Reyes 17:8-24
Zerua, madre de Jeroboam l Reyes 11:26
Viuda con dos hijos 2 Reyes 4L1-7
Noemi Rut 1:1-5
Algunos viudos:
Abraham Genesis 23,24
Jacob Genesis 35
Muchos pasajes Bíblicos hablan al respecto:
1 Timoteo 5:3-16; Deuteronomio 14:28-29; 26:12-13;Isaias 1:17; Jeremías 7:6-7 Salmo 68:5; 146:9 Zacarias 7:10; Proverbios 15:25; Hechos 6:1-6; Romanos 7:1-3; Mateo 23:14; Marcos 12:38-40; Lucas 20:46-47.
El duelo en la viudez
La muerte de un cónyuge es una de las experiencias más difíciles que una persona puede enfrentar. Es un proceso emocionalmente agotador que puede durar años, y no hay un camino único y claro para superarlo. El duelo de la viudez es un proceso que varía de acuerdo con las circunstancias de la muerte, la relación con el cónyuge, la personalidad y otros factores. La muerte del cónyuge marca el final de un sueño compartido para el future. El duelo es una respuesta emocional natural en la cual las personas se tendrán que adaptar a la nueva realidad. Incluirá cambios físicos, emocionales, materiales cognitivos y espirituales.
Mantener una actitud positiva puede ser la tarea más difícil, especialmente al inicio. La persona tendrá altibajos emocionales. Agradecer las cosas positivas que tiene y enfocarse en lo que queda o debe de hacer. Construir metas realistas. Buscar nuevos amigos, un pasa tiempo nuevo, o cocinar la comida favorita. En otras palabras, aprender a lidiar con los sentimientos encontrados. Puede estar triste y con dolor, o sentirse enojado o alegre. Aprender a manejar y no reprimir los sentimientos, así es como comenzara el proceso de curación o aceptación. La aceptación no significa que se haya olvidado del cónyuge, sino que aprende a pasar la negación y la ira, la negociación y la depresión, llegando a la aceptación que son las etapas en el proceso. Comenzar a mirar y avanzar hacia un futuro nuevo. Construyendo nuevas experiencias que permitirán seguir avanzando. Aceptar la realidad de la pérdida permitirá construir una nueva vida significativa después del duelo.
Y, ya para concluir, diré algunas pautas prácticas de cómo ayudar a las viudas y los viudos de hoy. La pérdida de un cónyuge es una experiencia devastadora. Los estudios demuestran que cuando uno de los esposos muere, el riesgo de que el cónyuge sobreviviente fallezca durante los tres meses siguientes aumenta en un 66%. La congoja puede afectar incluso el sistema inmunológico, más puede presentarse lo que llaman “síndrome de muerte súbita del adulto”, una condición cardiaca que puede ser desencadenada por el estrés emocional. La persona viuda, puede verse bien en su aspecto externo, pero en su interior la aflicción la domina y abruma. Aqui van algunas sugerencias como ayudarles:
- Mantenga el contacto constante. Llame con frecuencia, envíe mensajes de texto o correos electrónicos, aunque la persona no responda. Hágale saber que usted está pendiente. después del funeral todos vuelven a la rutina de la vida y no están allí para apoyarla.
- Incluya, invitela a sus actividades familiares. La soledad puede ser aterradora, no le dejes estar solos.
- Escúchales con atención. Necesitan ventilar sus emociones, aunque algunas serán confusas o repetidas. Te dirán algo así como esto: “he perdido mi mejor amigo”. “Me siento culpable de no luchar más fuerte por salvarlo”. “Tengo miedo”. “Estoy enojado”. “Me siento mal todo el tiempo”. Regálele el tiempo necesario para que expresen sus emociones confusas para que puedan comenzar a sanar y seguir adelante.
- Ofrézcales su ayuda para hacer tramites, quehaceres domésticos, pagar los recibos y hacer las compras. Mas de las veces, uno de los cónyuges era el experto en eso y el que quedo no está al tanto y no sabe por dónde comenzar.
- Llévele comida preparade o congelada porque, seguro no tiene ánimo para cocinar, y si no tiene ánimo para cocinar, no come.
La Biblia habla mucho del cuidado de las viudas. Esa experiencia afecta todas las áreas de la vida. El Salmo 34:18 dice que “El Señor está cerca de los quebrantados de corazón y salva a los de espíritu abatido”. Recuérdeles, “por favor, dígame como puedo ayudarle”.
Nunca de por un hecho que las personas están bien, a pesar de su aspecto, que parezcan normal. No tenga temor de ofrecerles su ayuda y acompañarles para sobrellevar su dolor y comenzar de nuevo el futuro.
Hasta la próxima, Bendiciones.
Dr. Pedro Yaruchyk