Al recibir comida rápida como alimento, el organismo se ve obligado a producir más glóbulos blancos, como si estuviera bajo ataque.
Grasa. Porciones desmedidas. Productos hiperindustrializados, que se congelan indefinidamente hasta que llegue el próximo cliente. De manera natural, el organismo humano no está preparado para procesar la comida rápida. Una investigación reciente asegura, incluso, que la combate como si se tratara de una infección bacteriana.
Un equipo de investigadores se dispuso a averiguar cómo es que el cuerpo humano lidia con la ingesta de comida rápida. Bajo el entendido de que no es la alternativa más saludable para una dieta recurrente, alimentaron ratones con base en grasas saturadas, azúcar y sal durante un mes.
Este patrón es considerado actualmente como “la dieta occidental“, según lo describen los autores para la revista Cell. En lugar de estar sustentado en frutas frescas, verdura y fibra natural, la dieta de los roedores en el laboratorio estuvo basada en lo más cercano a pizzas y hamburguesas.
Después de la primera semana, los científicos se percataron de que el número de células inmunitarias en sus torrentes sanguíneos se había elevado.
Esta respuesta se desencadena normalmente a partir del impacto de infecciones agresivas que detecta el cuerpo. Lo que llamó la atención de los investigadores fue que, al ingerir alimentos conectas características, los ratones entraron internamente en este estado de alarma.
El comportamiento inmunitario de los ratones examinados confirma que el organismo no está preparado para recibir este tipo de alimentos.