En tan sólo una década, los altos niveles de estrés aumentan el riesgo de sufrir infarto, derrame cerebral e hipertensión debido a la producción de cortisol, la llamada “hormona del estrés”. Si esta sustancia continúa incrementándose en el organismo al paso de los años, puede desencadenar eventos de ataques o enfermedades cardiacos, así como accidentes cerebrovasculares y presiones arteriales elevadas.
Durante 13 años, una investigación de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) analizó las condiciones de salud de 412 personas de entre 48 y 87 años de edad que en un principio no sufrían hipertensión. Los expertos encontraron que, transcurrido el lapso de estudio, la combinación de cuatro hormonas principales, conocidas como “hormonas del estrés urinario”, incrementa el riesgo de hipertensión, eventos cardiovasculares, hipertensión e incidentes cerebrovasculares (derrame cerebral).
Los niveles altos de norepinefrina, epinefrina, dopamina y cortisol pueden desencadenar alguno de estos padecimientos.
Cuando se duplican los niveles de estas cuatro hormonas, el peligro de desarrollar hipertensión se incrementa entre 21% y 31%, especialmente entre personas jóvenes, menores de 60 años, lo cual es preocupante a decir de los investigadores.
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