(EFE).- Amnistía Internacional (AI) acusó hoy al Ejército birmano de mantener la persecución contra los rohinyás en el estado Rakáin, en el noroeste del país, y forzar a centenares de personas de esa minoría musulmana a seguir huyendo hacia Bangladesh.
Más de 688.000 personas han cruzado la frontera desde finales de agosto, cuando tras el asalto de un grupo insurgente rohinyá los militares respondieron con una operación que el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos calificó de «limpieza étnica de manual».
AI aseguró que la «implacable campaña de violencia» del Ejército que provocó el éxodo inicial ha sido seguida por otra que parece estar diseñada para hacer del norte de Rakáin un lugar inhabitable para las decenas de miles de rohinyá que aun siguen ahí».
La organización hizo la denuncia tras entrevistar a finales de enero a 19 rohinyás recién llegados a Bangladesh, que atribuyeron su huida a la hambruna forzada, los raptos y el saqueo de sus bienes por parte del Ejército.
Los testigos relataron que los militares les impidieron hacer la cosecha en sus arrozales, quemaron mercados y robaron su ganado; secuestraron a niñas y mujeres; y requisaron sus pertenencias en varios controles de camino a la frontera.
«Escudados en mentiras y desmentidos oficiales, y en la negativa a dar acceso a investigadores independientes, el Ejército birmano sigue saliéndose con la suya ante sus crímenes contra la humanidad», dijo el investigador de AI Matthew Wells en un comunicado.
«Las fuerzas de seguridad de Birmania están consolidando modelos de abuso para echar silenciosamente del país a tantos rohinyás como pueda de los que aun quedan», añadió.
AI criticó la respuesta «débil e ineficaz» de la comunidad internacional a la hora de ejercer sobre el Ejército birmano para que detenga su campaña de «limpieza étnica», y pidió el establecimiento de un embargo de armas y la imposición de sanciones individuales.
Bangladesh y Birmania firmaron un acuerdo para comenzar a repatriar a los refugiados a finales de enero pero que Dacca suspendió a última hora.
El Ejército birmano ha negado los abusos, aunque el pasado enero reconoció un caso de asesinatos extrajudiciales de rohinyás a los que enterraron en una fosa común, en septiembre de 2017.
Birmania no reconoce la ciudadanía a los rohinyá, a los que considera inmigrantes bengalíes, y les somete desde hace años a todo tipo de discriminaciones, incluidas restricciones a la libertad de movimientos.