Rechazan vía rápida para la residencia de los ricos y sus familias a través del programa de visas EB-5
Durante los siete años que trabajó de cocinero en el Pomona College, en el Sur de California, Christian Torres ganó 18,000 dólares por año. “!Imposible! para quienes nos partimos la espalda en el trabajo, conseguir los 500,000 dólares que los ricos pagan por una tarjeta de residencia, que les asegura un camino a la ciudadanía”, tronó indignado.
Después de trece años en el país, el muchacho logró en 2013 un permiso de trabajo a través de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA). “No es justo que a nosotros nos hagan pagar cada dos años el DACA, sin opción a la ciudadanía, y con riesgo de que el programa termine, mientras que alguien que tienen 500,000 dólares puede obtener su residencia de inmediato”, comentó Torres de 28 años.
Al reclamo de este joven inmigrante, se le unieron las voces de María Elena Durazo, vicepresidenta de migración y derechos civiles del sindicato UNITE HERE; Angélica Salas, directora de la Coalición por los Derechos de los Inmigrantes de Los Ángeles (CHIRLA); y Ana García, representante del Centro de Recursos Centroamericanos (CARECEN) quienes criticaron que el Congreso se prepare para renovar el controversial programa EB-5que agiliza la residencia para los inversionistas extranjeros ricos en tanto niegan una legalización a millones de inmigrantes que mantienen de pie la economía de este país.
“Si el Congreso renueva el programa EB-5 de tarjetas de residencia por 500,000 dólares sin una reforma migratoria, mandará un mensaje muy claro: el sueño americano está en venta, y los trabajadores inmigrantes no pueden darse el lujo de comprarlo”, señaló la líder obrera.
A sus espaldas, mientras hablaba, Durazo tenía un viejo edificio proyectado para convertirse en hotel en el centro de Los Ángeles.
“Miren este edificio. Allí la empresa Kor con dinero de inversionistas extranjeros, que aportaron 500,000 dólares por sus visas, va a construir un hotel. Prometieron 150 cuartos, pero cuando la Ciudad aprobó el aumento al salario mínimo de 15.37 dólares para los empleados de los grandes hoteles, decidieron bajar el número de habitaciones a 148, para así no ser obligados a pagar el incremento salarial. Esa es la clase de ricos que reciben la tarjetas de residencia por la vía rápida”, denunció.
10,000 visas disponibles
El programa EB-5, creado por el Congreso en 1990 como una forma para estimular la economía de EEUU, tiene gran apoyo de grupos empresariales y su uso ha ido en aumento en los últimos años por parte de empresarios de bienes raíces y otras firmas que buscan inversionistas extranjeros. El programa acepta solicitudes de hasta 10,000 tarjetas de residencia permanente cada año.
Los solicitantes tienen que invertir al menos 500,000 dólares en un negocio o proyecto aprobado por el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE). El inversionista obtiene una tarjeta de residencia condicional, y en dos años puede pedir la tarjeta de residencia permanente para él y su familia.
Sin vigilancia
Los críticos del programa sostienen que éste no hace lo sufucuente para beneficiar a las áreas en desventaja económica como inicialmente se estableció, especialmente en zonas rurales, y que su proceso de selección de beneficiarios de visa podría no estar reuniendo los requisitos de seguridad nacional.
Cerca del 85% de las visas EB-5 otorgadas en 2013 fueron para China, con algunas otras Korea del Sur, Japón, Gran Bretaña, Rusia y otros países, de acuerdo con Invest in the USA, un grupo de gestión de visas EB-5.
Para quedarse en el país, el negocio propuesto debe crear empleos y revivir zonas en desventaja, pero este programa contiene ciertas lagunas que les permite evadir sus responsabilidades, dijeron críticos como Durazo.
“No hay quien vigile que cumplan con los empleos que prometen”, señaló la líder.
Los inmigrantes pobres, en el limbo
El problema es que mientras los inversionistas extranjeros ricos y sus familias obtienen sus tarjetas de residencia; y los desarrolladores pueden financiar hoteles, casinos y otros proyectos inmobiliarios con dinero de los que obtuvieron la tarjeta verde, 11 millones de indocumentados que llevan una vida de trabajo duro en el país no tienen un camino para arreglar su estatus migratorio o la ciudadanía. Muchos se encuentran en el limbo mientras las cortes federales escuchan los desafíos de las acciones ejecutivas del presidente Obama.
“Ya basta de beneficiar sólo al 1% de los inmigrantes ricos, queremos beneficiar al 99%”, demandó Angélica Salas, de CHIRLA, quien criticó las largas esperas a las que son sometidos los inmigrantes que quieren reunirse con sus familias contrario a las visas inmediatas para los extranjeros con poder adquisitivo.
“Según el boletín de visas de agosto de 2015, los mexicanos que solicitaron a sus hijos menores de 21 años en noviembre de 1994, tienen que esperar 21 años. Los filipinos que pidieron en enero de 1992 a sus hermanos, deben aguardar 23 años”, señaló Salas.
García, de la organización CARECEN, dijo que quieren cambios al programa EB-5 que el Congreso se prepara para renovar en septiembre.