Siempre se ha hablado de lo difícil que es la etapa de la adolescencia. No solo para el niño, sino también para sus padres. No es sencilla esa transición en la que no se es niño, pero tampoco adulto. Esta indefinición hace de la toma de decisiones en la adolescencia una tarea nada fácil.
El camino hacia la adultez
La adolescencia implica una transición importante. La cantidad de procesos hormonales, psicológicos y físicos que ocurren en el organismo alteran las emociones y, por tanto, las experiencias se intensifican.
En vista de dichos cambios, en resumen, se obtiene una oportunidad para aprender (o reaprender) muchas cosas. Por supuesto, esto viene acompañado de las diversas formas de gestión.
Las acciones impulsivas, los riesgos y la búsqueda de identidad suponen muchos retos que, a menudo, dificultan la toma de decisiones. No obstante, se trata de un proceso normal. Las experiencias serán maestras, tanto en los errores como en los logros.
Durante la adolescencia, los jóvenes deben aprender a hacerse responsable de sus actos y asumir las consecuencias. Este es el primer paso para aprender tomar sus propias decisiones

La toma de decisiones en la adolescencia
Los estudios de Piaget e Inhelder refieren que, durante la adolescencia, la madurez se adquiere progresivamente. Por lo tanto, la toma de decisiones al principio será precaria, impulsiva y poco reflexiva. No obstante, poco a poco las capacidades de análisis se desarrollan en los jóvenes.
Asimismo se considera que, durante la adolescencia, la capacidad de autorregular el comportamiento aún no está del todo presente. Entre otras razones, porque los centros cerebrales, donde reside la autorregulación,no ha alcanzado la madurez.
Actualmente esta hipótesis está en discusión, ya que se considera que lo que realmente influye en el proceso de toma de decisiones en la adolescencia es el desequilibrio entre la parte emocional y la racional.
Se considera que, en esta etapa, la parte emocional está más desarrollada y que, por tanto, se tiende a la impulsividad.
Más allá de la diversidad de opiniones, lo importante es que la toma de decisiones en la adolescencia es un proceso que no debe forzarse ni acelerarse.
Ante la incertidumbre de los jóvenes, lo mejor será brindar apoyo, escucharlos y guiarlos con afecto para que puedan lograr dejar atrás la indecisión.

Cómo guiar la toma de decisiones en la adolescencia
Dado que no existe un manual de padres ni tampoco un manual para hijos, lo mejor que se puede hacer es recurrir al diálogo. Una buena comunicación ayudará mucho tanto a padres como a hijos a entenderse y obtener los resultados que desean.
La toma de decisiones en la adolescencia requiere el apoyo de los padres. A continuación te brindamos algunos consejos:
- Delimitar el tiempo puede contribuir a reducir los niveles de ansiedad que implica la toma de decisiones. Como padres es recomendable fijar el tiempo en el que el joven debe tomar la decisión sobre determinada situación.
- Evitar la sobreprotección. Los padres deben resistirse a la salida rápida que significa decidir por sus hijos. La única forma en que ellos aprenderán a decidir será haciéndolo por ellos mismos. Es el único camino para ensayar el ser independientes.
- Permitirse errar. El proceso de toma de decisiones en la adolescencia también es un aprendizaje para los padres. Cada vez más deben dejar a los hijos decidir sobre asuntos que hasta el momento habían estado bajo control parental.
- Una de las mejores lecciones que puede dar un padre a sus hijos es que de los errores se aprende. La capacidad de no dejarse vencer por las decisiones equivocadas, sino aprender de ellas fortalecerá su capacidad de decidir en el futuro.
- Mostrar interés sobre las decisiones que debe tomar el joven le dará la confianza de que no está solo. Este interés no debe convertirse en presión, debe respetarse el proceso del joven.
- Dar el ejemplo y enseñar responsabilidad para asumir las consecuencias de los propios actos y cumplir con lo decidido son también enseñanzas primordiales en este proceso de aprender a tomar decisiones.
No es fácil asumir la toma de decisiones en la adolescencia, pero con apoyo, comprensión y tolerancia se convierte en un proceso de aprendizaje importante para un futuro adulto responsable.