Lupe Hernández estudiaba enfermería y, en 1966, tuvo la grandiosa idea de que alcohol en gel podría ayudar a comunidades sin acceso a agua a mantener las manos limpias.
Ella residía en Bakersfield, California, a unos 160 kilómetros al norte de Los Ángeles, fundada en el pantano, pero que hoy es famosa por el petróleo, el gas y la agricultura y su música country.
La estudiante reconoció que su idea podría capitalizarse, así que registró la patente, sin saber que su invento ayudaría a salvar millones de vidas en 2009 con el surgimiento del H1N1 y ahora con la pandemia del coronavirus.
Con la actual emergencia mundial por la pandemia, en redes sociales resurgió el nombre de #LupeHernandez y su reconocimiento como creadora del gel, pero se desconoce más de su historia.
Aquella idea ahora es una millonaria industria que, según The Guardian, representa un mercado en crecimiento, ya que en 2012 se valoraba en $28 millones de dólares, pero en 2006 creció a $80 millones, cifra que se disparó tras la emergencia sanitaria del 2009 por H1N1 hasta alcanzar los $402 millones de dólares en 2015.