REMEDIOS CASEROS

Apenas comenzaba el invierno, ya me sentía mal, como la gripe me comenzó a atacar, posiblemente, por haber ingerido tantos medicamentos durante la cirugía que tuve, mi cuerpo quedó inmune a los medicamentos, ahora ningún medicamento hacía efecto. En la Iglesia tenemos a la hermana Isabel, ella es muy buena cocinera y muy conocida por sus “Remedios Caseros”. Un día Thelmita, mi esposa le dijo: “fíjese hermana Isabel que Pedrito se está enfermando otra vez”. Pasaron varios días, Thelmita llegó a casa con un gran frasco y me dijo: “Pedrito, mira lo que la Hermana Isabel te mandó”. El frasco era de cristal y se veía en la mezcla que tenía adentro algunas semillas y todo tenía un color verduzco. Thelmita religiosamente me daba una cucharada grande tres veces al día, antes de las comidas. Esa mezcla tenía un sabor insoportable: picante, ácido, amargo, en otras palabras, muy desagradable, era un licuado de jalapeño, habanero, jengibre, cilantro, ajo y cebolla.

Una semana más tarde, Thelmita se encontró con la Hermana Isabel, y le dijo: Pedrito ya se tomó, toda la medicina que Usted le mandó”, y ella le preguntó: “y cómo sigue?”, “el pobre sigue peor”. Y ella le contestó, “¡Ay! hermana Thelma, esa era una salsa para la carne que les hice”.

Por poco; ¡¡¡me matan!!!  Sí, los remedios caseros pueden ser muy buenos. Hay que saberlos preparar y también saberlos usar. Pero yo creo, hablando de remedios, es mejor cuando se compran con receta médica de un especialista en el campo y conocimiento de la causa.

Todos tenemos la tendencia de ser rápidos para prescribir recetas caseras a muchos de los problemas que enfrentamos. Debemos estar seguros de que serán efectivas.

Cuando enfrentamos problemas de salud, cuídense, no hagan caso a la primera sugerencia que le recomiendan. Es más, si se trata de problemas emocionales o espirituales, mucho más. No es suficiente que le receten decir de memoria y en voz alta ante una estatua tres Padrenuestros y dos Ave Marías y problema resuelto. Eso así no funciona.

Para problemas emocionales y espirituales necesitamos ir al Recetario Divino, la Biblia. Ya de antemano, el Doctor es tu Creador, tiene la receta específica, para el problema que tienes. Veamos algunas indicaciones:

1 Juan 1:9 “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. También en Proverbios 28:13 dice: “el que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”.

Estos textos son recetas auténticas, prescritas por el que conoce nuestra condición,  porque Él nos creó y conoce nuestras necesidades. Estas no son sugerencias para aliviar el dolor, estas son medicinas para curar el mal que nos aqueja, erradicar de raíces, extirpar el pecado que destruye nuestra vida emocional y espiritual, que deja huellas profundas en nuestra vida social y física.

La Palabra de Dios es bien clara y enfática. Confesar el pecado es expresar con nombre y apellido el mal que hemos cometido y que nos aflige y pedir perdón delante de Dios y los hombres. Así hizo el “Hijo Prodigo”. “Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre he pecado contra el cielo y contra ti”. Lucas 15:18.

Los pasos a seguir son muy importantes. Primero, confesar el pecado, luego, en segundo lugar, pedir perdón. Es no seguir practicando la misma cosa o el mismo acto. Borrón y cuenta nueva. Y, en tercer lugar, apartarse. Eso quiere decir, cambiar el estilo de vida, tomar otro rumbo. Quebrar las ataduras, buscar y crear nuevos valores. No es fácil, pero es posible cuando tú le das las riendas de tu vida al Espíritu Santo para que el dirija tu vida, y no tú mismo, Él lo hará. Para lograr esas metas necesitarás. 1. Comenzar a leer y estudiar la Palabra de Dios, la Biblia, todos los días. 2. Orar, eso no es repetir oraciones aprendidas mecánicamente, sino abrir tu corazón a Dios y decirle lo que sientes y lo que necesitas pidiendo su ayuda. 3. Llena de alabanza y adoración tu vida, tu casa, tu automóvil. Cántale alabanzas de gratitud, tengas voz de cantante o no, lo que vale es la actitud de corazón. 4. Y en último lugar, reúnete, rodéate con gente que te pueda apoyar y sostener en un buen espíritu. Un ambiente saludable y positivo.

Así que, mi querido/a, el remedio casero podrá ser útil y efectivo para aliviar un dolor pasajero, pero cuando se trata de males que trascienden los límites pasajeros de la vida, es mejor consultar el recetario del Autor de nuestras vidas.

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