Al menos tres mil hondureños han salido en una caravana hacia Estados Unidos con la esperanza de mejorar sus condiciones de vida y, aunque dispersos, se posicionaron cerca de Guatemala, el primer escollo a sortear antes de continuar a México.
La crisis que dejó el paso de dos huracanes en noviembre y la falta de empleo por la pandemia incrementaron los problemas económicos del país, que se sumaron a la violencia asociada a las pandillas y el narcotráfico.
La gran mayoría de migrantes partieron de la terminal de transporte de San Pedro Sula, 180 km al norte de Tegucigalpa, para recorrer los cerca de 260 km en dirección a Agua Caliente, en la frontera con Guatemala.
No obstante, en el trayecto otros optaron por el punto fronterizo El Florido, ubicado casi a la mitad del camino. La masa quedó dividida, pero planeaba reagruparse.
Para entrar en Guatemala deben llevar documentación en regla y una prueba negativa de COVID-19.
México, en tanto, advirtió que «no permitirá el ingreso irregular de caravanas de personas migrantes» y desplegó 500 agentes en Chiapas y Tabasco, estados fronterizos con Guatemala.
