Cuando yo viajo a nuevos lugares y visito pueblos desconocidos. Siempre y cuando tengo tiempo, pido a mis amigos que me permitan hacer una visita al cementerio. No para visitar a los que descansan allí, sino que, más bien para observar los monumentos y las lápidas. Alguien a dicho que para poder conocer la cultura de un pueblo se deben observar dos cosas: La celebración de las bodas, casamientos, y los funerales o sepelios.

Cuando observamos los monumentos o lapidas, siempre a la mano izquierda está la fecha del nacimiento de la persona y a la derecha, esta la fecha en que falleció. En el medio de las dos fechas aparece un guion. Interesante observar que a veces ese guion es largo y muy profundo, otras veces, es breve y superficial. Tanto como las fechas a la izquierda y a la derecho, no nos dicen mucho. Son momentos de acontecimientos históricos: de nacer y morir. Realmente es el guion que nos cuenta el quehacer de esa vida.
Todos los cineastas que hacen películas necesitan que alguien antes escriba los guiones para que ellos puedan filmar las películas. Pero la realidad de la vida tuya y mía, no estamos preparando un guion para la película, sino que vivimos nuestra vida. Con cada hora, cada día y cada ano estamos escribiendo el guion de nuestra vida. En medio de esas dos fechas, una a la izquierda y la otra a la derecha se está desarrollando nuestra vida.
Me ha tocado estar en funerales que en el Obituario no había nada que decir de la persona. En otras palabras, esa persona desaprovecho a escribir el guion de su vida, o quizás lo ha escrito mal. Tan mal que no se pudo leer nada en la última oportunidad que se tenía.
Mi querido lector, lectora, mientras en tu vida no ha aparecido la fecha a la derecha, quiere decir que tienes oportunidad de seguir trabajando en el guion de tu vida. Veamos lo que dice el Salmo 90. Este es un Salmo escrito por Moisés, posiblemente al final de sus días.
“Señor, tu nos has sido refugio de generación en generación. Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.
Porque mil años delante de tus ojos son como el día de ayer, que paso, y como una de las vigilias de la noche. Los arrebatas como con torrente de aguas; son como sueno, como la hierba que crece en la mañana. En la mañana florece y crece; a la tarde es cortada, y se seca.
Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos.
Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría”.
Preste atención al guion de su vida. Ese guion representa tu vida. Que haces con las oportunidades de tu vida. No las desperdicies. Oiga lo que dice Moisés “ensénanos a contar nuestros días”. Todos reconocemos la brevedad de la vida. Incluso se compara la vida a la flor del campo, florece y luego se cae y se seca y no deja rastro tras si. Debemos vivirla sabiamente y la fuente de la sabiduría esta en Dios. Él es quien quiere guiarte por el camino de la vida. Si todavía no lo conoces como tu Salvador personal, venga a Él y pídale perdón por todas tus desobediencias y fallas y dile que te reciba como a un hijo, una hija. Y si ya lo conoces y El es el Salvador y dueño de tu vida, reconsagrate a Él y escribe el guion de tu vida con buenas letras.
Recuerdo una expresión que alguien ha dicho respecto a la vida y la muerte del ser humano:
“El día que tu naciste, en tu derredor tuyo, todos sonreían y tu llorabas. Viva de tal forma que el día que te mueras, todos lloren, en tu derredor, y tu sonrías”.
Viva una vida con un guion indeleble. Que deje huellas profundas en todos los que se crucen en tu camino. Recuerde que Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por me”. Sigue ese camino que camino Cristo de amor al Dios Padre y el amor al prójimo.
A través de tu vida, entre las dos fechas, deja un guion profundo y amplio para que otros se inspiren y alaben a Dios y sirvan al prójimo.
Deseo que hagas una pausa, pienses, reflexiones y tomes nuevo ímpetu a seguir escribiendo el guion de tu vida.
Que Dios te siga bendiciendo y hasta la próxima oportunidad.
Dr. Pedro Yaruchyk