Cuenta la historia que un hijo y el padre estaban caminando por la montaña. De repente el niño se tropieza y cae, se lastima y grita “Ahhhh”. Para su gran sorpresa en algún lugar de la montana oye el grito de “Ahhhh”. El niño aturdido y sorprendido grita “Quien esta ahí”, y oye otra vez “Quien esta ahí”. Entonces el niño enojado grita “Cobarde” y luego recibe la respuesta “Cobarde”.
El niño, perplejo mira a su padre, y con la mirada le pregunta, y el padre sonriente le dice: “Hijo mío, presta atención”, entonces el padre grita fuertemente: “Te admiro” y en respuesta oye “te admiro”. Otra vez grita el padre: “Eres un Campeón” y oye la respuesta “Eres un Campeón”.
El niño en su gran sorpresa no entendía lo que pasaba. Entonces el padre se sienta y le explica. “Hijo, a este efecto la gente lo llama el ECO, pero en realidad es la ley de la vida”. La vida te devuelve todo lo que dices o haces. Nuestra vida es el reflejo de nuestras palabras y acciones. Lo que sembramos eso vamos a cosechar. El gran Apóstol Pablo escribió estas palabras “No se engañen: de Dios nadie se burlará. Cada uno cosechará lo que siembra. El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechara destrucción; el que siembra para agradar al Espíritu; del Espíritu cosechara vida eterna”. (Gálatas 6:6).
Si tú deseas más amor, crea más amor en tu derredor.
Si tratas a los demás con bondad, recibirás bondad.
Si insultas a otros, recibirás insultos
Así que ya sabes lo que debes hacer. Si deseas felicidad, da felicidad a los que te rodean.
Si quieres que los que te rodean te sonrían, llena cada momento de tu vida con una sonrisa.
Esta relación se aplica a todos los ámbitos de la vida.
La vida te dará de regreso, exactamente aquello que tu le has dado.
Tu vida no es una coincidencia. Es un reflejo de ti.
No temas creer que cuando tu le des al mundo, el te dará a ti.
No olvides jamás,
Si siembras, siembra en tierra fértil para que tu cosecha sean frutos de vida de abundancia.
Jesús dijo: “Dad y se os dará…”
Si plantas humildad, cosecharas grandeza.
Si plantas perseverancia, cosecharas éxitos.
Si plantas perdón, recibirás reconciliación.
Si plantas honestidad, cosecharas confianza.
Nuestro Señor Jesucristo hablo mucho sobre este tema. Dijo que el mal árbol no puede producir buenos frutos, imposibles. Solo el buen árbol producirá buenos frutos. Los árboles actúan de acuerdo a su naturaleza. Nosotros los seres humanos actuamos igualmente así. Nuestra naturaleza es pecaminosa y por naturaleza producimos malos frutos. El pecado y la desobediencia a nuestro Creador dejo en nosotros esas consecuencias. Los Agrónomos conocen el arte del injerto. A un mal árbol le injertan ramitas de un buen árbol frutal y comienza a producir buenos frutos. Queridos, para cambiar nuestra naturaleza pecaminosa existe solamente una alternativa. Ser injertados en Cristo Jesús. Cuando lo reconocemos como nuestro único Salvador y Señor de nuestras vidas. Ese injerto se realiza a través de la Confesión de nuestros pecados, el Arrepentimiento y el Perdón. Porque “el que encubre sus pecados no prosperará, mas el que los confiesa y se aparta de ellos hallara misericordia” (Proverbios 28:13). Por eso es que Pablo exclamo, diciendo “el que está en Cristo nueva criatura es, todas las cosas viejas pasaron y ahora todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).
Jesús enseño que hay cuatro diferentes tipos de terrenos del corazón. El primer tipo es como la tierra aplastada del camino, que, aun si cae la semilla no va a brotar. El Segundo es el terreno pedregoso, que, aunque la semilla brote, se secará por falta de profundizar sus raíces. El tercero es cuando la semilla brota entre la maleza, la semilla brota, pero no la dejara prosperar y al fin la ahogara, y la cuarta y última, es la buena tierra en la cual la semilla cae y podrá producir Buenos frutos.
La vida es una excelente manera de poder elegir. Que importante seria aprender a vivir.
Vive cada día como si fuera el ultimo día de tu vida.
Revisa bien lo que estas sembrando. ¿Cuáles serán las repercusiones del eco de tu vida? Los vibra tonos de los ecos de tus acciones y palabras se podrán escuchar, aun, mucho después de que partas de este mundo.
¿Cual eco dejaras? Piensa y reacciona, todavía estas a tiempo.
Bendiciones y un gran abrazo.
Hasta la próxima.
Dr. Pedro Yaruchyk