APRENDER A VIVIR EN LA TIENDA DE CAMPAÑA

Al celebrar la Navidad, hay ciertas lecciones que no debemos de pasar por alto, una de esas es la lección: “Cómo debemos aprender a vivir en una tienda de campaña”.

¿Cuántas veces usted se ha mudado de casa? Thelmita, mi esposa y yo nos hemos cambiado de casa muchísimas veces, en la misma ciudad, de una ciudad a otra y de un país a otro. Es muy fácil moverse a una casa pequeña u otra más grande. Es sumamente difícil moverse de una casa grande a otras más pequeña. De un Palacio a una Choza.

He encontrado muchos lugares cristianos que se acomodan y echan raíces en sus tiendas de campaña, temporales, como si fuera que vivirán aquí por toda una eternidad. Recuerda que la vida en una tienda de campaña es temporal, muy pronto tendrá que levantar las estacas y mover la tienda de campaña.

Jesús nos da este ejemplo, deja el Palacio Celestial y viene a este mundo “El cuál,siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que, en el nombre de Jesús, se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para Gloria de Dios Padre” Filipenses 2:6-11.

Jesús dejó el Palacio y vino a la Tienda de Campaña, temporal, suficiente tiempo para cumplir la misión. Una vez terminada la misión, volvió otra vez al Palacio. La Navidad nos enseña cómo debemos vivir en la Tienda de Campaña, simplemente el tiempo necesario para poder cumplir la misión que el Señor nos ha encomendado. Ninguno de nosotros estamos aquí por azar. No fue un accidente ni una casualidad. Usted está aquí por voluntad y designio de Dios. Él permitió que naciera, viviera y realice una misión, Dios le ha creado con un propósito, y una vez que cumpla ese objetivo, viviendo en la tienda de campaña podrá volver al Palacio. Su estancia en la tienda de campaña es temporal y pasajera. No eche profundo los cimientos ni estacas estables. Cuando planee su funeral no ordene su ataúd con manijas de oro, es carísimo. Yo no pienso estar allí. Yo estoy averiguando cuál de las funerarias ofrecen ataúdes de cartón. Tengo una invitación especial al Palacio Celestial, a la mesa del Rey de Reyes. Allí junto a la mesa está una nota con mi nombre y en letras grandes dice: RESERVADO para PEDRO YARUCHYK, nadie otro puede ocupar ese lugar.

En Juan 14 Jesús promete un lugar para todo aquel que le sigue, y si no fuera así, Él afirma ir a preparar un lugar.

Mientras vivo en la Tienda de Campaña, todo mi Capital está depositado en el Banco Celestial, donde el ladrón no puede hurtar ni la polilla carcomer, y nunca se declara en bancarrota. Aquí vivo de los intereses que son enviados frescos cada mañana. Son las bendiciones del Señor en mi vida. El Profeta Jeremías lo proclama “Nuevas son cada mañana tus misericordias. 

Alguien ha dicho que la Biblia contiene 365 promesas, una nueva para cada día. Esas promesas son los intereses del Banco Celestial.

“Nunca te dejaré ni te desampararé…

“He aquí yo estoy contigo…

“Cuando pases por el fuego

“Cuando pases por las aguas no te ahogaras…

Aprenda a vivir en la Tienda de Campaña, nunca olvide que usted está de paso, es temporal. Despójese, de todo, pues nada se podrá llevar; sin embargo, aproveche a depositar todo lo que pueda en el Banco Celestial. Sea generoso con todos, reparta a manos llenas con todos los intereses que el Señor le envía. Y cuando termine la misión aquí en la tienda de Campaña, esté listo para mudarse al Palacio Celestial. En la entrada del Palacio, está el Señor Jesucristo de pie esperando, para decirle: “Bienvenido, buen y fiel siervo, ven a las moradas celestiales!!!!

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