(EFE).- Wall Street está ya con la lengua fuera y no ha podido seguir el ritmo marcado por el ascenso imparable de sus indicadores en las últimas semanas, lo que ha llevado a una jornada de números rojos.

Wall Street, con la lengua fuera

(EFE).- Wall Street está ya con la lengua fuera y no ha podido seguir el ritmo marcado por el ascenso imparable de sus indicadores en las últimas semanas, lo que ha llevado a una jornada de números rojos.

Al cierre de la sesión, el Dow Jones de Industriales, el principal indicador, había bajado 51,37 puntos y acabó en 20.954,34 unidades, por debajo de los 21.000 que con tanto orgullo y alegría se alcanzaron el pasado 1 de marzo.

El selectivo S&P 500, por su parte, descendió un 0,33 % o 7,81 puntos, hasta los 2.375,31 enteros, con lo que ha perdido la mayoría de las ganancias que registró la semana pasada.

Tampoco pudo cerrar en positivo el mercado Nasdaq, en el que cotizan los principales grupos tecnológicos, que perdió un 0,37 % o 21,58 puntos, hasta 5.849,17 unidades.

Los analistas apuntan a diversas causas por el descenso registrado hoy en el parqué neoyorquino, entre las que destaca una moderación por parte de los inversores después de un ascenso estelar desde la inauguración del nuevo presidente de EE.UU., Donald Trump, el pasado 20 de enero.

La subida ha sido tan fuerte y repentina, apuntan, que no es sorprendente que algunos se hayan asustado y hayan decidido rebajar el ritmo, que por otra parte preocupaba a un buen número de expertos.

Entre los sectores con mayores pérdidas se encuentran el de materiales básicos (-1,21 %), el de salud (-0,60 %) y el financiero (-0,51 %).

También se notó hoy en el parqué neoyorquino el peso de el supuesto incremento de los tipos de interés que se cree que impondrá la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) la semana que viene, que preocupa en esta ocasión por el efecto que podría tener en la economía del país.

Además, crearon cierto clima de inestabilidad en todo el mundo las nuevas tensiones por el lanzamiento por parte del imprevisible Pyongyang de cuatro misiles como parte de las pruebas balísticas, que cayeron cerca la costa de Japón.

Seúl, Washington y Tokio analizaron hoy los datos disponibles para establecer el tipo de proyectil empleado, a la vez que condenaron al unísono la acción de Corea del Norte, que en 2016 hizo número récord de ensayos balísticos y atómicos.

La desconfianza y el temor, por lo tanto, hicieron mella hoy de Wall Street, donde los inversores parecen haber puesto por fin los pies en la tierra después de varias semanas de ilusión depositada en las capacidades empresariales de Trump, que de momento no se han materializado con ninguna medida concreta.

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