Puerto Rico, un año después de María. 

Jessica María Montalvo

Los días de fiesta del 2018 me llevaron a conocer ‘La Isla del Encanto’ por dos semanas. Me hospedé en un Airbnb en el área de Ocean Park en San Juan, Puerto Rico, esa es mi manera favorita de hospedaje hoy en día en vez del tradicional hotel. El Uber es mi manera de transporte favorito, por ser más práctico, seguro y muy barato sin necesidad de rentar un auto o de tomar un taxi.

Desde que llegué, supe que iba a ser una experiencia inolvidable. La primera noche fui a un restaurante cercano al lugar donde me hospedé y pedí croquetas de jamón y una tortilla española, las dos especialidades de la casa. La comida estuvo increíble y fresca. Degusté de todo durante mi estadía en la isla, preguntaba a todos a donde ir y que comer. Arroz con gandules, pernil, yuca, plátanos, sancocho, salmón, tostones, aguacates rellenos y mucho más.

En mis conversaciones con los isleños, me di cuenta que ellos están muy orgullosos de su café y de su ron. Por las mañanas iba a un restaurantito a saborear un rico café como a mí me gusta; bien fuerte y negro. Hay algo muy diferente en el sabor de su café comparado al de tierra firme. Su sabor encantador como la Isla.

Los días antes de Navidad, los juegos pirotécnicos retumbaban en la playa con más fuerza y orgullo que ningún otro año. Este año fue un año muy especial para la isla, así me lo explicó un  caballero isleño. Un año después del Huracán María. Podías sentir el amor de la gente a tu alrededor. La tragedia hizo que se unieran más de cerca unos con otros. Me decían que planeaban celebrar los días navideños con cuantas festividades les fuera posible. Y si, le llamaban por su nombre: MARIA.

La comunidad artística se unió para un hermoso evento con la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, el concierto de música tradicional navideña fue acompañado de un tenor y una soprano, así como otros grandes artistas de gran talento musical. Todos ellos cantaron bellamente para la isla y todos los presentes coreaban y aplaudían todas sus canciones. El espíritu navideño abarrotó el teatro y fue una noche mágica e increíble.

“Buen provecho” era una frase que me decían constantemente de parte de las personas que salían a mi encuentro y con las que conversaba dondequiera que iba, hasta cuando pasaba caminando por la calle me saludaban diciéndome, “Buen provecho.”

Todas las noches escuchaba el hermoso cantar de las coquis (ranas). Ese fue uno de los más hermosos privilegios de escuchar todas las noches. El cantar de las ‘coquis’ se convirtió en un canto que esperaba escuchar cada noche. Un ritual musical.

Por las tardes/noches escuchaba la música de reggaetón de los carros que pasaban por el vecindario. Los ritmos reggaetón retumbaban hasta dentro de mi casa conforme se acercaban más al lugar donde me hospedaba.

La hoy icónica canción “Estamos Bien” de Bad Bunny, sonaba muy fuerte una noche y provenía de mis vecinos. Podía escucharlos corear la canción a todo lo que da desde dentro de mi casa.

Un día después de Navidad por la tarde, me fui de raite con unos amigos que conocí, Iván y Jim. Iván se dedica a dar paseos/tours turísticos en su velero donde la gente que le contrata aprende más de la historia de San Juan. Jim es un instructor de veleros local. La generosidad que experimenté fue increíble. Ese día, ellos no me cobraron absolutamente nada; solo querían que yo fuera parte de la experiencia.

Como resultado de este viaje fui totalmente renovada. Aprendí que las personas desconocidas se toman el tiempo para compartir con otros, además de ser generosos contigo te desean muchas bendiciones.

Los isleños aprendieron la importancia de estar unidos unos con otros por la gran tragedia que vivieron y siguen viviendo a raíz de MARIA. Sin duda alguna esta experiencia renovó mi alma y mi fe en la humanidad.

Sí, seguro que sí. Como mujer aprendí que si puedo viajar sola. Lo más duro y difícil de mi viaje fue el tener que decirle adiós a la isla.

Extraño mucho el café y la arena entre los dedos de mis pies. Extraño su gente y las charlas con la gente de la isla. Extraño mucho la frescura de su comida, las olas del mar, el cantar de las coquis (ranas). Extraño mucho el clima calientito y las personas hablando conmigo en español al darse cuenta que soy Latina.

Los maravillosos recuerdos de mi viaje a la isla, nunca se me olvidarán. Amo mucho a Puerto Rico. Hay muchos lugares que todavía son inaccesibles por los destrozos que hizo, María. Aun así, eso no impide que las personas que visiten la isla tengan una experiencia mágica. Puerto Rico está esperando que lo visites.

 

 

 

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