Creo que una vez que decidimos ser madres hay muchas cosas que «omitimos» pensar. Debe de ser parte de nuestra naturaleza que nos hace tener esos olvidos u omisiones a propósito, porque si no fuera por ellos seríamos menos las mamás en el mundo.
Parte de esos «olvidos» incluye todas las peripecias por las que pasamos durante el embarazo, en el momento ni nos cuestionamos que nos tengan que sacar sangre cada tan poco tiempo para hacer un montón de estudios que ni imaginábamos.
Agujas y pinchazos
Yo particularmente la paso realmente mal cuando me sacan sangre, me baja la presión, me siento mal… digamos que no es lo mío, el ayuno, las agujas, el olor a alcohol y ver sangre no se llevan bien en mi caso.
Pero mirando para atrás recuerdo que cuando estaba esperando a mi hijo no hubo ni una sola vez que me sintiera mal, en una de esas fue gracias a las hormonas del embarazo (una de las pocas cosas positivas que traen).
Debo reconocer que yo tuve un embarazo divino, hay mamás que tiene problemas de coagulación y se tienen que pinchar todos los días… eso más que un olvido es un sacrificio, que si bien vale la pena no deja de ser doloroso y hasta traumático.
Cambio de dieta
Si estamos comprometidas con la causa no nos importa tener que dejar de comer con sal o con azúcar, todo sea por la salud de nuestro bebé.
Muchas veces nos aguantamos esos antojos locos que sabemos no podemos darnos y aceptamos comer cosas que si fuera por nosotras no incluiríamos en la dieta.
Dejar la rutina y costumbres
Algunas mamás tenemos suerte y podemos seguir con nuestra vida, trabajar, hacer ejercicio y seguir haciendo con nuestra panza nuestras actividades diarias.
Pero otras tienen que dejar todo de lado y hacer quietud, pasar de ser un torbellino de energía a reposar «tranquilamente» durante días, semanas o incluso meses, en una cama, postradas cual frágil envoltorio del regalo más preciado.
Hay veces en las cuales las mamás saben de antemano que su embarazo va a ser complicado, que van a tener que hacer sacrificios, dejar su vida de lado, pero aún así, dejan todos esos miedos de lado, los «olvidan» y se sacrifican por lo que dura su embarazo, para ser recompensadas por el resto de sus vidas con el preciado titulo de mamá y por ese regalo inigualable que es un hijo.