El presidente estadounidense, Barack Obama, inicia esta semana una gira por Europa que le llevará a Polonia y España en un momento especialmente convulso para la Unión Europea (UE) por la incertidumbre geopolítica y económica generada por la decisión del Reino Unido de salir del bloque europeo.
En un viaje anunciado antes del voto británico, Obama asistirá en Varsovia a la Cumbre de la OTAN, del 7 al y 9 de julio, y posteriormente se desplazará a España, del 9 al 11 de julio, en lo que supone su primera visita en sus siete años en la Casa Blanca.
El Reino Unido, el socio privilegiado de Washington con quien mantiene «una relación especial», bautizada como tal por Winston Churchill en 1946, parece haber sorprendido a todos, incluso a si mismo, en el referéndum del pasado 23 de junio con la victoria del «brexit», como se conoce a la opción de salida de la UE.
En una poco habitual maniobra política, al opinar sobre asuntos internos británicos, Obama se mostró explícitamente a favor de que el Reino Unido se mantuviese en el seno de la UE cuando visitó Londres en abril pasado.
«El Reino Unido es más fuerte dentro de la Unión Europea. No creo que la UE modere la influencia británica en el mundo, la magnifica», dijo Obama en la capital británica tras reunirse con el primer ministro David Cameron, quien lideró la campaña a favor de permanecer en el bloque europeo.
Dos meses después, sin embargo, la mayoría de los británicos votaron a favor de salir de la UE, una bomba por sus repercusiones geopolíticas y económicas y la consiguiente incertidumbre que ya ha generado.
En los días posteriores al voto, los primeros efectos se hicieron notar en los mercados. La libra esterlina se ha depreciado cerca de un 10 % respecto al dólar y las principales bolsas europeas han registrado abruptas caídas.
«EEUU va a tener que pensar ahora quiénes son sus aliados porque «de facto» pierde su voz en el Consejo Europeo. El Reino Unido siempre había sido la potencia proamericana, el aliado preferente de EEUU», señaló Carles Castello-Catchot, investigador del Atlantic Council de Washington, en conversación con Efe.
En este sentido, Castello-Catchot añadió que «lo que Obama tiene que empezar a hacer y tendrá que acabar el presidente que salga elegido en noviembre es empezar a reequilibrar las relaciones con Europa y asegurarse que no solo Alemania lidere el proyecto».
Por ello, de cerrarse la salida del Reino Unido del bloque europeo se abriría una oportunidad para que potencias de medio tamaño como Italia, España o Polonia den un paso al frente para rellenar el vacío británico.
«Ciertamente sería deseable, ya que si no, Alemania continuaría dominando aún más ante la debilidad de Francia en el futuro próximo», apuntó a Efe Jacob Kirkegaard, investigador del centro de estudios Peterson Institute of International Economics, con sede en Washington.
No obstante, Kirkegaard recalcó que no es «muy optimista al respecto» ya que «Italia continua con significativos problemas económicos y España -aunque económicamente en mejor situación- parece inestable políticamente y es improbable que sea capaz de cambiar el debate en cualquier tema en Europa a menos que Alemania esté de acuerdo primero».
La cita de Varsovia será clave para comenzar a vislumbrar cómo puede dibujarse este nuevo mapa de relaciones, ya que reunirá tanto a Obama como a los socios europeos de la UE y al primer ministro británico Cameron, quien dejará el cargo en octubre.
Precisamente, el hecho de que se desconozca al sucesor de Cameron, y quien tendrá la tarea de capitanear la salida de Londres del bloque europeo, no ayuda a despejar el desconcertante panorama.
Washington, 4 jul (EFE).- El presidente de EEUU, Barack Obama, se convertirá esta semana en el primer mandatario estadounidense en visitar España en quince años, un viaje que ha querido programar antes de abandonar el poder para destacar los lazos económicos entre las dos naciones y la cooperación bilateral en seguridad.
Hace más de cuatro décadas que ningún presidente estadounidense deja la Casa Blanca sin visitar España, y Obama se ha decidido a continuar esa tradición seis meses antes de dejar el poder, después de casi ocho años de contactos y acuerdos de seguridad con los Gobiernos de Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero.
«España es el único país grande de Europa que (Obama) todavía no ha visitado», dijo a periodistas el asesor adjunto de seguridad nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes, a finales de junio.
«(Obama) sintió que era importante viajar a España en su último año por esa razón, y también porque hemos trabajado mucho para intentar restaurar un mayor crecimiento económico en el sur de Europa» agregó Rhodes.
La relación con España ha cambiado mucho desde la última visita de un presidente estadounidense, la que hizo George W. Bush en junio de 2001, meses antes de los atentados del 11 de septiembre en EEUU.
Esos ataques modificaron drásticamente el esquema transatlántico de cooperación en seguridad, reorientado para la lucha contra el terrorismo de Al Qaeda y posteriormente del Estado Islámico (EI).
El papel de España en la guerra de Irak y su posterior retirada de ese país se convirtió durante años en el tema predominante en la relación, en la que, sin embargo, siempre hubo espacio para la alianza en la OTAN, la cooperación en Afganistán, el Norte de África y el Sahel, y el interés compartido en Latinoamérica.
De esos temas habló Obama con Zapatero durante su visita a Washington en 2010 -después de varios años de desencuentros con la Administración de Bush- y también con Rajoy cuando le recibió en enero de 2014 en la Casa Blanca.
En los últimos dos años, los contactos bilaterales se han acelerado, especialmente desde septiembre de 2014, cuando Obama incluyó al rey Felipe VI entre los cuatro únicos dignatarios del mundo con los que se reunió durante la Asamblea General de la ONU.
Estados Unidos ha agradecido especialmente la participación de España en la coalición contra el EI y la llegada, entre 2014 y 2015, de los cuatro buques destructores estadounidenses que conforman el escudo antimisiles de la OTAN en la base naval de Rota (Cádiz).
En junio de 2015, ambos gobiernos firmaron un acuerdo que convirtió a Morón (Sevilla) en una base permanente de fuerzas estadounidenses para operaciones en África, el Mediterráneo y otras regiones, con una presencia permanente de 2.200 militares y 500 civiles estadounidenses, así como 26 aeronaves.
El secretario de Defensa de EEUU, Ashton Carter, visitó esa base el pasado octubre, mientras que el secretario de Estado, John Kerry, viajó ese mismo mes a Madrid y firmó una declaración de intenciones sobre la limpieza de tierra contaminada en la localidad española de Palomares tras el accidente nuclear de 1966.
Esos contactos han allanado el terreno para la visita de Obama, que llegará a España a última hora del sábado, procedente de la cumbre de la OTAN que se celebrará en Varsovia.
La primera parada de Obama será Sevilla, donde pasará unas horas el domingo antes de visitar la base naval de Rota y trasladarse esa misma tarde a Madrid.
Aunque la Casa Blanca no ha confirmado aún su agenda oficial, se espera que Obama se reúna el lunes 11 con Rajoy en el Palacio de la Moncloa y con el rey Felipe VI en el Palacio de la Zarzuela, y que despegue esa misma tarde rumbo a Washington.
La breve visita dejará poco tiempo para la recreación, y no habrá espacio, por ejemplo, para una visita a la Alhambra de Granada como la que Bill Clinton hizo junto a su familia en 1997, y que el actual alcalde de la ciudad andaluza, Francisco Cuenca, había solicitado en una carta oficial a la embajada estadounidense en Madrid.
Tampoco tendrá tiempo Obama de visitar los Sanfermines de Pamplona, algo que el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, aseguró el mes pasado que «probablemente» le interesaría al presidente, pero que sería difícil encajar en su itinerario.
Obama, que ya visitó España en 1987 cuando tenía 26 años y recorría Europa de camino a Kenia para conocer a su familia paterna, lleva años asegurando que quiere volver al país europeo, al que dedica unos párrafos en su libro de memorias «Sueños de mi padre».
Cumplirá así con una tradición iniciada en 1970 por Richard Nixon, el segundo presidente estadounidense en visitar España después de Dwight Eisenhower en 1959, y que han continuado todos los mandatarios norteamericanos a partir de entonces.
Madrid, 4 jul (EFE).- España ultima los detalles de la visita que realizará esta semana el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y con la que Madrid considera que se certificarán las crecientes relaciones bilaterales, que convierten a ambos países en socios privilegiados.
Obama viajará a España el sábado, 9 de julio, al término de la cumbre de la OTAN que se celebrará en Varsovia y en la que coincidirá con el jefe del Ejecutivo en funciones, Mariano Rajoy.
El presidente estadounidense se desplazará inicialmente a Sevilla, donde está previsto que sea recibido por el rey Felipe VI, y al día siguiente visitará la base naval de Rota, en Cádiz.
El lunes, día 11, se reunirá con Felipe VI en el Palacio de la Zarzuela y con Rajoy en el Palacio de la Moncloa.
Fuentes del Gobierno consultadas por Efe destacan la trascendencia del viaje de Obama a España aunque se haya concretado en la recta final de su mandato porque lo interpretan como una muestra de la buena sintonía entre ambos gobiernos y de lo mucho que pueden seguir colaborando.
El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, explicó tras hacerse oficial la visita del presidente estadounidense que esta supone la «culminación de un proceso de normalización» de las relaciones diplomáticas, afectadas por la política llevada a cabo por el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.
De hecho, la última visita a España de un presidente de Estados Unidos tuvo lugar hace quince años cuando George W. Bush viajó al país en junio de 2001 con José María Aznar al frente del Gobierno.
Esta será la primera vez que Obama viaje a España como presidente de Estados Unidos, aunque ya visitó el país en 1988 cuando recorrió como «mochilero» varios países europeos e hizo parada en Madrid y Barcelona antes de trasladarse a Kenia para conocer el pueblo de su padre.
En su viaje de esta semana, la primera parada del presidente estadounidense será Sevilla, desde donde se trasladará posteriormente a la base naval de Rota, de uso conjunto entre España y EEUU desde hace más de 60 años.
Allí residen más de 3.500 estadounidenses, entre marines y sus familias, y se encuentran fondeados los cuatro destructores de Estados Unidos que forman parte del escudo antimisiles de la OTAN.
El pasado 25 de septiembre atracó el USS Carney, el cuarto y último de los destructores de la clase Arleigh Burke de misiles guiados, con lo que se completó el dispositivo que EEUU mantiene desplegado en esa base.
La decisión de crear ese escudo para proteger a los miembros de la Alianza de eventuales ataques con misiles se adoptó en la cumbre de Lisboa de 2010.
El 21 de mayo de 2013 entró en vigor el acuerdo que permitía el despliegue de cuatro destructores estadounidenses en Rota, firmado el 10 de octubre de 2012.
Se hizo mediante el denominado Segundo Protocolo de Enmienda del Convenio de Cooperación para la Defensa entre España y EEUU, de 1 de diciembre de 1988, revisado y suscrito en la sede de la OTAN en Bruselas por el ministro de Defensa, Pedro Morenés, y el secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta.
El convenio incorpora tres artículos y se refieren específicamente a la base naval de Rota y las acciones necesarias para que las instalaciones alberguen el estacionamiento permanente de cuatro buques AEGIS de la Marina estadounidense y sus tripulaciones.
El escudo comenzó a establecerse en Rota el 15 de febrero de 2014, cuando llegó el primero de los cuatro destructores, el Donald Cook, al que se sumó en junio de ese mismo año el Ross y el Porter en abril del pasado año.
Obama se trasladará a Madrid en la tarde del domingo, 10 de julio, donde al día siguiente se reunirá por separado con el rey y con el presidente del Gobierno.
Las fuentes del Ejecutivo informaron de que Rajoy y el presidente estadounidense abordarán previsiblemente, entre otros asuntos, la situación política en España tras las elecciones del 26 de junio, así como los próximos comicios en Estados Unidos.
El proceso que se abre con el triunfo del «brexit», la lucha contra el terrorismo de Daesh y las relaciones bilaterales serán otras cuestiones que se prevé que traten en ese encuentro.