Madre consigue alivio migratorio y sale de detención

María Molina fue deportada y amenazada por sicarios

María Molina no sabe que hacer con tanta felicidad.

“Siento como sí hubiera salido la luz en medio de la oscuridad. Ahora sólo Dios me va a separar de mis hijos y mi esposo”, dice esta inmigrante quien acaba de recibir la noticia de que ya puede permanecer en Estados Unidos, sin temor a la deportación.Atrás quedó la pesadilla que vivió al ser deportada, amenazada por sicarios en México y encarcelada por 20 meses en un centro de detención en Eloy, Arizona.“Su caso fue administrativamente cerrado a través de lo que se conoce como discreción procesal. Lo que significa que ya no será deportada, y puede trabajar, vivir y manejar aquí legalmente”, explica su abogado Eric Price. La única manera de que su caso sea reabierto es si ella comete un crimen.Lo único que no podrá hacer es salir del país.La discreción procesal es una política cada vez más usada que busca que el Servicio de Migración y Aduanas se enfoque en los indocumentados peligrosos para ahorrar recursos y traer compasión en la ejecución de los mandatos de migración.“Sentí muchas ganas de llorar cuando recibí la noticia. Sobre todo cuando mi hijo me abrazó y me dijo nunca más nos vamos a separar”, comenta. “En verdad, se me quitó una carga de encima. Siento un gran alivio. Ya puedo hacer planes”, expresa contenta.

Arresto y deportación

Molina de 47 años, quien llevaba 18 años de vivir sin documentos en el país, fue arrestada en mayo de 2013 a pocas cuadras de su casa en Pacoima. De inmediato fue deportada a México.

A los pocos meses de estar en Michoacán donde vive su anciano padre, unos sicarios la empezaron a presionar por dinero, ya que sabían que tenía familia en Estados Unidos. Presa del miedo, con su vida en juego, se fue a la frontera en Tijuana, se entregó a los oficiales y pidió asilo político. La respuesta de las autoridades de migración fue ponerla durante 20 meses tras las rejas del centro de detención migratoria de Eloy, Arizona.

Ante la separación y sin saber que sería de su madre, sus hijos Stephanie de 13 años y Abraham de 15 sufrieron un fuerte estrés. El mayor hasta perdió el pelo. Molina llevaba años en gestiones para hacerse residente, ya que su esposo José Avalos es residente permanente. No lo había conseguido por tener en su expediente un intento por tratar deentrar al país con un pasaporte falso.

Molina espera solicitar su residencia permanente cuando su hijo Abraham cumpla la mayoría de edad.El abogado Price dijo que para alcanzar el éxito, tuvo mucho que ver la valentía de María para hablar con los medios de comunicación como La Opinión.

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