Las recientes encuestas revelan que, cuando Hillary Clinton consiga asegurarse la candidatura presidencial demócrata en EE.UU., no tendrá tan fácil como algunos expertos auguraban derrotar en las elecciones de noviembre al virtual aspirante republicano, Donald Trump.
Dos de los últimos sondeos realizados a nivel nacional, uno de NBC y The Wall Street Journal, y otro de CBS y The New York Times, otorgan una leve ventaja a Clinton frente al polémico magnate neoyorquino, de 6 puntos porcentuales en el mejor de los casos.
Pero en otras dos encuestas, de la cadena Fox por un lado y de ABC y The Washington Post por otro, Trump supera a la ex secretaria de Estado por 3 y 2 puntos, respectivamente.
Así, según el promedio diario que elabora la página web RealClearPolitics sobre los sondeos de intención de voto, hoy Trump y Clinton están virtualmente empatados de cara a las elecciones del 8 de noviembre, ya que el republicano cuenta con un 43,4 % de apoyo y la demócrata con un 43,2 %.
Ese empate se repite en estados clave como Florida, Ohio y Pensilvania, de acuerdo con una encuesta reciente de la Universidad Quinnipiac, y también en Virginia, otro territorio crucial donde Trump y Clinton gozan del mismo porcentaje de apoyo (38 %), según un sondeo de la Universidad Roanoke divulgado hoy.
Por otro lado, la impopularidad que sufren tanto Trump como Clinton es histórica, no vista entre anteriores aspirantes a la Casa Blanca, según la encuesta de ABC y The Washington Post publicada este fin de semana y que reafirma lo apuntado en mediciones previas.
Casi seis de cada diez votantes aseguran tener una impresión negativa de Trump y Clinton, que empatan con un 57 % de desaprobación en ese sondeo.
Por ello, el rival de Clinton por la candidatura presidencial demócrata, el senador Bernie Sanders, dijo en una entrevista con ABC este fin de semana que votar entre la ex secretaria de Estado y Trump en noviembre sería como elegir «el menor de dos males».
Aunque Sanders no se ha retirado de la contienda, Clinton tiene prácticamente garantizada la nominación demócrata y, como en el caso de Trump, solo es cuestión de tiempo que ambos lleguen al número de delegados necesario para ser proclamados candidatos a la Casa Blanca en las convenciones que los dos partidos celebrarán en julio.
Uno de los mayores problemas para Clinton es que a muchos de los votantes de Sanders no les gusta como candidata, lo que puede desembocar en una elección muy reñida frente a Trump en noviembre.
La ex secretaria de Estado tampoco es popular entre los hombres blancos, mientras que la principal debilidad del virtual aspirante republicano son las mujeres y las minorías.
Además, Trump tiene ante sí la difícil tarea de unir en torno a su candidatura a un partido que le dio la espalda durante buena parte del proceso de primarias y de obtener un apoyo sin fisuras de líderes conservadores como el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan.
En una entrevista con el diario Politico publicada hoy, Ryan recuerda que sus desacuerdos con Trump no son únicamente sobre el «tono» de su campaña, sino también sobre su «esencia», en referencia a propuestas del magnate como la de prohibir la entrada a EE.UU. a todos los musulmanes para combatir el terrorismo.
Otro ejemplo de las dificultades que está teniendo Trump para aglutinar apoyos es lo ocurrido este fin de semana en la convención celebrada por los republicanos en el estado de Washington, donde la mayoría de los delegados en juego fueron a parar al senador Ted Cruz, quien abandonó la contienda por la nominación a comienzos de mayo.
Mientras, tanto Clinton como Trump estudian desde hace semanas quiénes son sus mejores opciones para la candidatura a la Vicepresidencia.
Hoy Trump se reunió en Nueva York con el senador Bob Corker, en medio de las especulaciones acerca de que el legislador por Tennessee está siendo evaluado para «número dos» del magnate.
Por su parte, Clinton dejó entrever durante una entrevista emitida el domingo que, en su búsqueda de un compañero de fórmula para noviembre, no se está limitando a políticos o personas elegidas para ocupar algún cargo público.
Washington, 23 may (EFE).- El Tribunal Supremo de EE.UU. validó hoy un mapa de distritos electorales en el estado de Virginia que podría ayudar a los demócratas a ganar un asiento en la Cámara de Representantes federal en las elecciones legislativas de noviembre.
En una decisión unánime, los ocho jueces del Supremo desestimaron una apelación de tres congresistas republicanos de Virginia para restaurar un mapa electoral anterior que les podría haber ayudado a conservar sus escaños en los comicios de noviembre.
El Supremo dejó en vigor una decisión de un tribunal inferior que había determinado que el mapa anterior, elaborado por el Congreso estatal de mayoría republicana, agrupaba ilegalmente a votantes negros en una zona para que los distritos vecinos fueran más afines a los candidatos conservadores que buscan la reelección.
El caso se enmarca en un debate nacional sobre el «gerrymandering», como se conoce la práctica de manipular distritos electorales para favorecer la victoria de un legislador de un partido determinado.
La máxima instancia judicial del país no llegó a pronunciarse sobre esa práctica, sino que determinó que los congresistas que llevaron el caso a los tribunales no tenían base legal para hacerlo.
El mapa que validó el Supremo fue diseñado por un panel de tres jueces federales, que partió de la versión elaborada en 2012 por el Congreso estatal y alteró el cuarto distrito para corregir la agrupación ilegal de votantes afroamericanos en el tercer distrito, representado por el demócrata Bobby Scott.
Ese nuevo mapa aumenta del 48 % al 60 % la población negra -que tiende a votar a demócratas- en el cuarto distrito, representado desde 2001 por el republicano Randy Forbes.
El cambio podría favorecer la elección de un demócrata en esa zona en noviembre, algo de lo que Forbes ha tomado nota y ha decidido presentarse esta vez por el segundo distrito del estado.
La demanda fue presentada por Forbes y otros dos congresistas republicanos del estado, David Brat y Rob Wittman, pero el Supremo determinó que estos dos no habían «identificado ninguna prueba que respaldara su alegación de que el plan de reordenación de los distritos dañaba sus perspectivas de reelección».
Respecto a Forbes, el Supremo opinó que aunque pudiera tener base legal para presentar la demanda en un primer lugar, «ahora ya no la tiene», porque decidió presentarse a las elecciones por un distrito diferente.
Virginia es uno de los estados llamados «bisagra» por su división entre votantes republicanos y demócratas, lo que lo hace especialmente importante en las elecciones legislativas y presidenciales.
Este caso también tiene que ver con la polémica decisión del Supremo que en 2013 invalidó una parte clave de la Ley del Derecho al Voto, porque eso prácticamente eliminó el requisito de que varios estados con historial de discriminación debían obtener la aprobación del Gobierno federal antes de cambiar sus reglas de votación. EFE