La toma de decisiones se comienza a desarrollar en la infancia, poco a poco. Por esta razón, es muy importante que sepamos guiar a nuestros hijos, ya que así, lograremos que el proceso de toma de decisiones se convierta en una herramienta valiosa en sus vidas, y no un motivo de agobio.
¿Qué es la toma de decisiones?
La toma de decisiones es el proceso mediante el cual seleccionamos la mejor opción dentro del conjunto disponible, para resolver una situación en particular.
De esta forma, el proceso de toma de decisiones puede estar presente en cualquier ámbito: social, familiar, laboral, etcétera. Entonces la opción seleccionada será considerada como:
- La opción más beneficiosa.
- La opción más viable.
- La opción más correcta.
- La opción más adecuada.
En otras palabras, en el proceso de toma de decisiones se analizan los datos existentes y en función de las distintas alternativas que ofrece la situación, se elige una para obtener mayor provecho.
Durante la infancia, a los niños se les ayuda a elegir muchas cosas, desde la ropa hasta el alimento, de tal forma que se les ayuda a visualizar qué opciones tienen y por qué unas son mejores que otras.

Si vamos con ellos a una tienda de golosinas, a pesar de que tenemos en cuenta lo que les llama la atención, les ayudamos a decidirse por la mejor opción.
Aportes del proceso de toma de decisiones
- Desarrollo de la capacidad de discernimiento.
- Desarrollo de la capacidad crítica.
- Desarrollo de la responsabilidad (y a largo plazo, la ética).
- Aprender a situarse en el lugar de otro (empatía).
- Gestión de problemas y/o conflictos.
La influencia emocional
Las habilidades para la vida, como define el psicólogo René Diekstra,están relacionadas a la adquisición de destrezas en el ámbito social, emocional y ético que complementan y optimizan las destrezas cognitivas e intelectuales.
La razón y la emoción no se pueden separar. Por ello, aprender a gestionar las emociones es clave para enseñar a tus hijos a tomar decisiones más asertivas. Hay que tener en cuenta que las emociones influyen de manera determinante en la toma de decisiones.
Se puede aprender a educar las emociones y así encontrar fácilmente un equilibrio. Según propone Diekstra, en una entrevista con Elsa Punset, para lograr que nuestros hijos aprendan tanto a gestionar emociones como a tomar decisiones, se puede incluir al niño en actividades que les enseñen dominio de sí mismos.
Las actividades que mejor ayudan al niño a aprender a identificar y gestionar las emociones son las siguientes:
- Artes escénicas
- Teatro
- Danza
- Música
- Artes plásticas
- Pintura
- Dibujo
- Escultura
- Manualidades en general
- Deportes y actividades físicas
Como se puede inscribir a los niños en cuanta actividad existe, ni debemos saturarlos en su día a día. Lo mejor es que estas actividades sean esporádicas o a modo de hobbie o pasatiempo.

Otra alternativa es hacer teatro casero, sesiones de bailoterapia, salir al aire libre y practicar algún deporte en equipo.
Por otra parte, es importante destacar que mientras más los ayudemos a ser independientes, mejor les irá en la vida. Esto no quiere decir que vamos a dejarlos solos, simplemente debemos saber que estamos aquí para guiarlos, aconsejarlos y enseñarles, no para hacer las cosas por ellos.
Si nos vemos tentados a hacerles todo, y a decidir siempre qué es lo mejor para ellos, el día de mañana, tendremos adolescentes o adultos frustrados y/o cohibidos.
El proceso de toma de decisiones es un aporte que les podemos brindar a nuestros hijos para que puedan gestionar las situaciones que se les puedan presentar en su día a día. Bien sean buenas o malas. Además, esto contribuirá a su agilidad mental, creatividad y flexibilidad, lo cual les será de gran ayuda en todo ámbito social.
Tanto la agilidad mental como la flexibilidad, constituyen un gran tesoro para la individualidad también, ya que de esta forma, el niño puede permitirse errar, aprender y seguir adelante con mayor facilidad que si no cuenta con estas herramientas.