La negativa del senador Ted Cruz, el gran rival de Donald Trump en las primarias republicanas, a apoyar al magnate como candidato a la presidencia de EEUU convirtió la Convención Nacional del partido en un drama.
El desafío del senador por Texas, que provocó tensión y abucheos en el plenario del cónclave de Cleveland (Ohio), evidenció, con aires casi de tragedia teatral, la profunda división del partido ante la candidatura presidencial del polémico multimillonario.
Para más inri, la intervención de Cruz, de origen cubano, eclipsó por completo el discurso de aceptación del gobernador de Indiana, Mike Pence, como aspirante de Trump a la vicepresidencia, en la que iban a ser su gran noche ante la Convención.
Todo empezó, sin embargo, con la cálida ovación que los miles de delgados del partido dedicaron a Cruz cuando subió al escenario del pabellón Quicken Loans, que acoge la reunión desde el lunes, para dirigirse a la concurrencia.
Cruz mencionó el nombre del magnate una sola vez, en el segundo párrafo de su alocución: «Felicito a Donald Trump por ganar la nominación la pasada noche».
Tras la felicitación, Cruz abordó cuestiones políticas e incluso llegó a valorar una de las polémicas propuestas de Trump, la construcción de un muro en la frontera de EEUU con México para frenar la inmigración ilegal, sin respaldar al magnate.
«Estamos luchando -prosiguió- no sólo por un candidato particular o una campaña, sino porque cada uno de nosotros quiere poder decirle a nuestros hijos y nietos que hicimos lo mejor por su futuro y nuestro país».
Hacia el final del discurso, Cruz instó «a quienes están escuchando, por favor, que no se queden en casa en noviembre», cuando se celebrarán las elecciones presidenciales en EEUU.
En ese momento, Trump hizo acto de aparición en el auditorio y, saludó a la concurrencia, sonriente, y siguió las palabras del senador tejano.
«Levantaos, hablad y votad con vuestra conciencia, votad a candidatos (…) en los que confiáis para defender nuestra libertad y ser fieles a la Constitución», concluyó Cruz, mientras las cámaras de televisión enfocaban a un cariacontecido Donald Trump.
Fue un lenguaje que evocaba las exigencias de los delegados rebeldes que, el pasado lunes, intentaron forzar un cambio de las reglas para votar en libertad al nominado, sin atenerse a los resultados obtenidos en sus estados en las elecciones primarias.
El órdago del senador desató de inmediato ruidosos abucheos de muchos delegados, que gritaban «¡Queremos a Trump!», a lo que Cruz respondió: «Aprecio el entusiasmo de la delegación de Nueva York», el estado natal del magnate, que coreaba «¡Apoya a Trump!».
Tanto se tensó el ambiente, que la esposa de Cruz, Heidi, tuvo que ser escoltada fuera del plenario por temor a que se viera comprometida su seguridad.
El legislador tejano, que quedó segundo, por detrás de Trump, en los disputados comicios internos para elegir al nominado republicano para las elecciones del 8 de noviembre, es el único invitado a hablar en la convención de Cleveland que no ha respaldado a Trump.
La respuesta del magnate neoyorquino no se hizo esperar y llegó, como tiene costumbre, en su cuenta de la red social Twitter.
«¡Guau! Ted Cruz ha sido abucheado en el escenario, no ha honrado su juramento (de lealtad al partido). Vi el discurso dos horas antes, pero le dejamos hablar igualmente ¡No pasa nada!», escribió el empresario de los casinos.
La crispación dejó claro que Cruz no ha enterrado el hacha de la guerra que libró con Trump durante las primarias, cuando tildó en mayo pasado al magnate de «mentiroso patológico» por una serie de alegaciones contra su padre.
La disputa ya había alcanzado su apogeo en marzo, cuando el magnate publicó en Twitter un montaje fotográfico ofensivo contra la esposa del senador, quien llamó a su adversario «cobarde llorón».
La intervención de Ted Cruz desató reacciones airadas de aliados de Trump, como el gobernador de Nueva Jersey y exrival en las primarias republicanas, Chris Christie, que no dudó en calificar su alocución de «horrible» y «egoísta».
El desafío de Cruz también ensombreció completamente el posterior discurso de aceptación del gobernador de Indiana como compañero de candidatura del magnate, llamado a ser el acto estelar de la jornada.
«Acepto vuestra nominación para competir y servir como vicepresidente de EEUU», afirmó Pence, quien curiosamente apoyó a Cruz -y no a Trump- durante las primarias de mayo en su estado, en las que el senador se retiró de la carrera por la candidatura a la Casa Blanca al no tener opciones matemáticas de vencer al magnate.
El gobernador aporta al multimillonario su perfil de auténtico conservador y una experiencia política que puede ayudar a reconciliar al empresario con el sector tradicional del partido.
El desplante de Cruz deja al descubierto la fractura del Partido Republicano en la víspera de que Donald Trump clausure este jueves el cónclave de Cleveland, al que se dirigirá para hacer oficial que acepta la nominación como candidato a la presidencia de EEUU.
Cleveland (EEUU), 21 jul (EFE).- En veinte minutos el senador de Texas Ted Cruz, el que más cerca quedó del candidato republicano a la presidencia de EEUU, Donald Trump, pasó de ser ovacionado a ser abucheado y abandonar con la cabeza agachada el plenario de la Convención Republicana de Cleveland.
En ese tiempo, Cruz se negó insistentemente a mencionar a Trump (a excepción de para felicitarle por la nominación) y dar así por primera vez su apoyo al candidato, que mañana aceptará la nominación de su partido, lo que fue poco a poco calentando los ánimos de gran parte de los varios miles de delegados concentrados aquí.
En su discurso, Cruz habló de la necesidad de votar «lo que dicte la conciencia» y por candidatos que defiendan los valores de la libertad de elección y la menor injerencia del gobierno, incluso apoyó que se levante un muro con México para frenar la inmigración irregular, pero en ningún momento pidió el voto por Trump.
La delegación de Nueva York, estado del que es oriundo Trump, interrumpió el discurso de Cruz al grito de «¡dilo, dilo!», pidiendo que el senador al menos concediera su derrota y brindara el nombre del magnate como opción de voto para las elecciones de noviembre.
Según algunos testigos, la esposa de Cruz, Heidi, tuvo que abandonar escoltada el estadio del Quicken Loans, en el que se celebra la convención, tras ser increpada por delegados pro Trump que consideraron una falta de respeto el desplante del senador.
Cruz, cuyos delegados intentaron una rebelión en la convención para que se permitiera votar a conciencia y en línea con la disciplina del partido, se centró en pedir el voto para las elecciones al Senado y Cámara de Representantes que se celebran a la par que las presidenciales.
Para añadir más drama a esta intriga palaciega, Trump se personó en la tribuna de invitados justo cuando Cruz comenzaba a recibir los abucheos y con semblante serio contempló el ensordecedor abucheo en el estadio a la espera de que saliera a hablar su hijo Eric.
Como respuesta al desafío de Cruz, que mantuvo la compostura frente a una jauría de delegados ofendidos, la convención republicana se deshizo en gritos de «!Queremos a Trump¡!» durante el discurso del hijo de magnate.
«Es un acto de un egoísta, una persona sin principios. Se cree que va a poder ser presidente en 2020. Es una absoluta decepción», indicó en declaraciones a Efe Bill Conwerst, un delegado del estado de Georgia.
«La convención ha sido muy agradable hasta que llego ese momento (el discurso de Cruz). Hoy necesitábamos unidad y lo que hizo Cruz fue muy decepcionante», lamentaba Brina Sanft, delegada del estado de Washington.
En opinión de Amy Hedtke, delegada de Texas, como delatan sus botas de cuero, «Cruz se portó como es debido. La elección de Trump es un desprecio a los movimientos conservadores de base. No vamos a votar a ese impresentable».
La policía de Cleveland tomó los accesos al plenario cuando los delegados comenzaron a alterarse con el discurso de Cruz y los suplentes, familiares e invitados, que normalmente están paseando o curioseando, invadieron la platea.
Un delegado de Colorado, simpatizante de Cruz, y otro de Arkansas casi llegan a las manos frente al espacio reservado para la CNN, ante la atenta mirada de dos agentes de policía.
«Si esto es lo que tu llamas unidad»,aseguraba el delegado de Arkansas, ofendido por la sangre fría de Cruz, quien todo el mundo en esta convención cree que prepara un nueva asalto en 2020, cuando lleguen nuevas elecciones.
EFE