Te han regalado un cachorro y al mismo tiempo estás embarazada. Por eso ya sabes que en los próximos meses seguramente estarás criando a dos bebés, uno será humano ¡Y el otro no! Y es lógico que te surjan algunos interrogantes: ¿Podré con esta (supuestamente) difícil tarea? ¿Me estaré metiendo en líos? ¿Hay algún beneficio de criar un bebé y un cachorro al mismo tiempo? Aquí analizo algunos pormenores de esta situación tan hermosa y tan particular.
La realidad
Aunque criar a dos niños (aunque uno de ellos no sea humano…) siempre es una tarea un poco difícil porque demanda tiempo y dedicación, no te meterás en líos si asumes las cosas con una cuota de entusiasmo y una gran cuota de dedicación. Pero tal como una madre con mellizos necesita ayuda, vas a necesitarla también.
Algunos beneficios
Habiendo dicho esto, debo reconocer que no todos son inconvenientes ni puntos negativos. Me tocó hace algunos años atravesar por esta situación tan especial, y a pesar de que ese período fue en cierta medida algo demandante pude hallar varios puntos positivos y algunos beneficios. El primero fue que no estuve tan concentrada negativamente en mi embarazo, porque tenía a alguien vivo fuera de mi panza a quien debía alimentar y educar. (¡Sí, el cachorro llegó antes que el bebé!)
Una vez nacida la nena, el perrito la aceptó desde el primer día y se transformó en su juguete de verdad. Lógicamente nunca permitimos que le tirara de los bigotes ni de la cola ni lo maltratara de ninguna forma. Y el cachorro de doberman también llegó a amar a su hermanita humana sin medida. ¡Y el amor era mutuo!
Otro beneficio fue que podía ir a bañarme tranquilamente y dejar a la beba durmiendo en su cuna, porque el celoso cachorro se quedaría con ella vigilándola TODO EL TIEMPO mientras dormía y venía a avisarme a la puerta del baño si despertaba. Al darse cuenta de que yo ya lo sabía, se volvía a la habitación de la beba para que no estuviera sola e iniciaba alguna clase de juego para entretenerla: correteaba por la habitación con su pelota o con un osito de peluche que era suyo.
¿Pueden imaginar a un doberman corriendo en la pequeña habitación de un bebe? Lo que podría haber sido una catástrofe, nunca lo fue: el perro tenía la justa medida entre entretener a la beba y no ser tan atolondrado como para romper algo. ¡Esa estrategia perruna me daba dos o tres minutos para envolverme con una toalla e ir hasta la habitación!