Desde el momento en que nace nuestro hijo los padres invertimos tiempo y dinero en ayudarle a crecer, a desarrollarse y a formarse en una persona que sepa desenvolverse en sociedad y en la vida misma. Le leemos, le enseñamos colores y números, revisamos sus tareas escolares… pero muchas veces olvidamos lo más importante de todo: enseñarle a expresar, dominar y controlar sus emociones.
Un conjunto de habilidades más que importantes
Una buena educación académica es crucial para el éxito profesional y laboral de nuestro hijo, pero anterior a esto es más importante aprender habilidades de inteligencia emocional, esta es LA BASE de todo saber.
¿Qué es la inteligencia emocional? El sitio web inteligencia-emocional.org es muy claro en su definición: Es la capacidad de sentir, entender, controlar y modificar estados anímicos propios y ajenos.
Si los niños son capaces de tomar conciencia de sus emociones y la de los demás, serán también capaces de controlar sus emociones de manera constructiva y por supuesto, tendrán mejores condiciones para atender y concentrarse en la escuela. Por este motivo, la inteligencia emocional se debería enseñar en las escuelas y en los hogares.
¿Cómo afecta la vida de un niño la inteligencia emocional a futuro?
Un niño que es emocionalmente inteligente puede controlar sus impulsos, por lo que será menos propenso a tener rabietas y otros malos comportamientos. Por ejemplo, sabrá que puede y debe esperar pacientemente para el postre hasta que todos hayan acabado su comida principal en la mesa.
Un niño con IE es fuerte, resistente y sabe decir que NO cuando realmente quiere decirlo y decir SÍ cuando realmente debe decirlo. Esta es una característica que le ayudará enormemente cuando sea adolescente, puesto que nunca se sentirá presionado por el grupo, pudiendo soportar las influencias entre los iguales.
El niño con una buena inteligencia emocional podrá manejar mejor los altibajos de su vida y cuidar y proteger sus emociones. También sabrá leer las señales sociales de las personas. Todo esto hará que el niño pueda tener mayor éxito social y personal en su vida.
La habilidad de dominar y controlar las emociones
Con el aprendizaje social y emocional y junto con la inteligencia emocional, el niño será capaz de reconocer sus emociones e identificar lo que siente tomando conciencia y aprendiendo a conectar con los sentimientos y comportamientos, algo que le ayudará a expresar adecuadamente sus emociones y controlar su intensidad.
Cuando un niño llega a estar en sintonía y en coherencia con sus sentimientos y su forma de comportarse gracias al aprendizaje social y emocional, entonces podrá entender las emociones de los demás.
Con una buena inteligencia emocional el niño aprenderá a resolver los conflictos que puedan ir surgiendo a lo largo de su vida, ya que tendrá las habilidades sociales e interpersonales muy bien desarrolladas. Por ejemplo, sabrá cómo manejar los insultos o la violencia física y no necesitará recurrir a ellos para mostrar sus emociones negativas ya que sabrán canalizarlas y expresarlas de un modo asertivo y pacífico, buscando siempre el bienestar interno y de los demás.
Por si fuera poco, un niño con IE tendrá mayor autoestima al poder entender sus emociones y se sentirá capaz de aceptar las diferencias con otras personas.
Como licenciada en Psicopedagogía considero urgente que en todas las escuelas del mundo existan programas de inteligencia emocional donde tanto padres, maestros y alumnos aprendan para alcanzar el éxito profesional y ser personas que tienen control y dominio de sus emociones.