(EFE).- Cuando era un niño empezó a correr por necesidad y por obligación sin saber que su porvenir estaba en el atletismo. Hoy, con casi 40 años, José Amado García ha pasado de ser un "loco" sin rumbo a uno de los máximos fondistas de Guatemala: la esperanza del país en los mundiales de atletismo de Londres.

Amado García, de un loco sin rumbo a la esperanza de Guatemala en Londres

(EFE).- Cuando era un niño empezó a correr por necesidad y por obligación sin saber que su porvenir estaba en el atletismo. Hoy, con casi 40 años, José Amado García ha pasado de ser un «loco» sin rumbo a uno de los máximos fondistas de Guatemala: la esperanza del país en los mundiales de atletismo de Londres.

Polifacético como él solo -durante muchos años combinó su pasión por este deporte con la agricultura, la construcción, la herrería o la carpintería-, Amado sigue teniendo entre ceja y ceja a una de las grandes pasiones de su vida: el atletismo. Por ahora no piensa dejarlo.

«Estoy en planes grandes. Creo que me quiero retirar en un buen momento. Todavía no he pensado en ese sentido porque aún me siento bien. Tengo que esperar a que el cuerpo me dé una señal», asegura el atleta en una entrevista con Efe en la que no se le vislumbra ni un ápice de cansancio, incluso después de entrenar más de tres horas.

El cuatro veces participante en los Juegos Olímpicos -Atenas 2004, Pekín 2008, Londres 2012 y Río de Janeiro 2016- enfoca ahora su preparación en la decimosexta edición de los Mundiales de Atletismo de Londres, a donde llega «bien, sin molestias» y buscando superar su propia marca.

«Yo creo que es un momento ideal para dar una buena batalla», asegura con un gran convencimiento, y aunque nunca se obsesiona con sus rivales -«siempre me preocupo por mí»- es «realista» y sabe que el nivel de competitividad es muy alto: «Yo tengo que dar lo mejor de mí».

A sus 39 años ilusión no le falta y veteranía tampoco, aunque reconoce que la lucha no ha sido fácil y que ha tenido que «buscar como pasar, rondar o traspasar» esos obstáculos que van apareciendo en el camino y que dificultan esa meta de trascender al tiempo. Algo con lo que viene luchando desde niño.

Amado, medalla de plata en los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro 2007 y oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Mayaguez 2010, está acostumbrado a bregar contra las adversidades. Aún hoy recuerda, con cierta nostalgia, como fueron sus comienzos.

Echando la vista atrás cuenta que empezó a correr «más que todo por necesidad». Procedente de una familia humilde, Amado quería ahorrarse los quetzales del autobús para ir al colegio y corría cada fin de semana 30 kilómetros hacia la escuela, cuesta arriba por una montaña de su aldea en San Jerónimo, en Baja Verapaz. El domingo volvía.

Con 15 años, cuando cursaba tercera básico, había perdido prácticamente la clase de educación física. Tenía que correr para poder aprobar. Lo hizo y lo logró: «Sin saberlo estaba forjando mi futuro como deportista (…). Me obligaron a correr y ahí empezó la aventura del atletismo».

Por aquella época, joven y sin las cosas muy claras, Amado miraba a su padre, su ejemplo. Un militar que le contaba historias de la guerra civil. Era su imagen, su ídolo. Quería ser como él, «una persona fuerte, grande, valiente, luchador.

Pero los estudios primero -es maestro de profesión- y el deporte después le cambiaron «por completo» la dirección que llevaba. Fue duro. Mucha gente estaba en contra de lo que quería ser, incluso su madre, que le decía que se dedicara estudiar.

«Yo me ponía a correr en la comunidad y para los ojos de la gente yo era un loco que no sabía lo que quería», recuerda. Pero el tiempo le dio la razón. Su madre, que llora de felicidad cada vez que le ve en una carrera, y todo el país ponen en él, en su veteranía y sobre sus piernas las expectativas e ilusiones de millones de guatemaltecos.

Ha dedicado por completo su vida al atletismo, más incluso que a su propia familia. A la larga han llegado las satisfacciones de un deporte que se lo ha dado todo. Ahora su objetivo es sentirse bien y hacerlo lo mejor posible y aunque mucha gente crea que Amado García se ha terminado él no lo ve así.

«Quiero demostrarme a mí y a mi país que muchas veces los límites están en la mente» porque aún queda Amado García para rato.

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