Luis llegó al aeropuerto de Georgia preparado para trabajar en una oficina. Sin embargo, cuando se encontró con el hombre encargado de darle la bienvenida se dio cuenta que el trabajo prometido no existía.
El puesto que ocupó al día siguiente consistía en 12 horas diarias en una línea de producción, cargando autopartes para el ensamblaje en una fundidora, donde hacen frenos.
Entre los reportes y quejas que ha documentado el Centro para los Derechos del Migrante (CDM), una de las organizaciones que sigue de cerca el tema de trabajo temporal, se encuentra el engaño en las actividades.
“Algunas personas trabajadoras informan que esperan ser empleados como profesionistas altamente capacitados en su campo pero han terminado desempeñando labores de secretaria, limpiando baños de empresas y otras tareas domésticas, y recibiendo un salario muy por debajo del salario anual prometido”, describe en su sitio web www.contratados.org.
Luis Adrián opina que si bien ningún trabajo es despreciable las actividades que él realizaba no eran las que supuestamente iba a ejecutar y él no estaba físicamente preparado para mantener el ritmo que demandaban haciendo trabajos físicos.
“Están usando las visas para cubrir la falta de empleo en otras áreas”, señala.
Hasta ahora Luis es sólo uno de los seis mexicanos profesionistas que fueron empleados en trabajos de este tipo y que llegaron en el mismo periodo a Georgia y que ha denunciado esta irregularidad, que fueron seducidos con engaños y, eventualmente, arrastrados a un trabajo que no es el que les garantizaron.
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