“Ayúdanos en nombre de Dios”, dijo Barquero, un pastor laico de la iglesia cristiana Discípulos de Cristo, hablando en español. “Y ayuda a la comunidad latina y al estado de Texas”.
Barquero es uno de varios pastores que atienden a las 1,5 millones de personas que viven en Texas sin permiso de residencia en Estados Unidos y que con frecuencia visitan a los fieles en sus casas ya que tienen miedo de salir ante las amenazas del gobierno de Donald Trump de deportar a los extranjeros sin autorización para estar en el país. Una nueva ley contra las “ciudades santuario” entrará pronto en vigor en Texas en momentos en que aumentan las detenciones de inmigrantes en las principales ciudades del estado.
En Texas, y a nivel nacional, algunas parroquias y comunidades con gran cantidad de inmigrantes sin papeles dicen que menos gente acude a los servicios dominicales y menos todavía a las clases y programas que ofrecen. Otras señalan que cada vez más inmigrantes van a las iglesias en busca de ayuda y consejos.
El gobernador republicano Greg Abbott sancionó en mayo una ley contra las ciudades santuario que entrará en vigor el septiembre y que permite a la policía preguntar a la gente por su status inmigratorio durante cualquier intervención de rutina. La policía, por otro lado, debe acatar los pedidos de que retenga a sospechosos de haber cometido delitos con miras a su deportación. Si no lo hacen, los agentes se exponen a ser detenidos.