Activistas proinmigrantes aseguraron hoy que mantendrán su firme oposición a la construcción de un centro de detención privado para indocumentados cerca del aeropuerto de Gary (Indiana) hasta que la empresa GEO Group Inc. abandone sus planes en el estado.
«Vamos a mantener la presión y las protestas hasta que se vayan», declaró a Efe Cheryl Rivera, de la Federación de Organizaciones Interreligiosas del Noroeste de Indiana.
En su opinión, el Gobierno federal debería cancelar sus contratos con cárceles privadas «que solamente persiguen el lucro y no cuidan la seguridad de los detenidos».
Varios grupos se enfrentaron este martes por la noche durante la reunión semanal del Concejo Municipal de Gary, con pancartas que decían «Tenemos que luchar» y «No a la prisión», por un lado, y «Queremos acción ahora», desplegado por personas que apoyan el centro de 788 camas en un área cercana al aeropuerto local.
Era la segunda presentación en seis meses de representantes de GEO, una multinacional que opera prisiones y centros de detención, para cambiar la zonificación y construir «un centro de procesamiento», donde los indocumentados permanecerían entre 30 y 60 días, según informaron.
La comisión de zonificación rechazó el pedido y el voto está dividido en el plenario del concejo, por lo que ambas partes esperan verse nuevamente el 4 de mayo para una votación que sería decisiva.
Según Rivera, es posible que GEO retire momentáneamente la propuesta, como lo hizo antes, y continúe con el cabildeo, «pero ellos están determinados a tener un centro en Gary y a 50 millas del aeropuerto O’Hare de Chicago», advirtió.
GEO trató de construir sin éxito otro centro en Hobart (Indiana) a 50 kilómetros de Chicago, pero fue rechazado por el Concejo Municipal de la ciudad después de una dura resistencia de sus habitantes.
La Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) usa actualmente el aeropuerto de Gary para enviar indocumentados mexicanos a la frontera sur, en vuelos chárter semanales, mientras que otros deportados salen en vuelos comerciales desde O’Hare, en Chicago.
EFE